A través del psicoanálisis se ha observado que la calidad afectiva del orgasmo varía ampliamente y, sobre todo en sujetos con patología narcisista severa y deterioro significativo de las relaciones objetales internalizadas, se ve a menudo espectacularmente reducida, de modo que el orgasmo, independientemente de la sensación de alivio que genera también existe una marcada frustración inmediatamente después que se suscita el primero.
En la relación sexual “normal” la experiencia orgásmica es máxima, mientras que en el sujeto narcisista el goce se ve malogrado por el deseo que esperaba obtener.
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