Las transexuales femeninas son menos frecuentes, una por cada tres respecto a los transexuales masculinos.
Si pensamos en el trasvestismo, éste no existe en las mujeres. El trasvestido masculino goza vistiendo ropas de mujer y de la mirada del otro. Las mujeres no gozan de la revelación de su sexo sino por el contrario, se avergüenzan.
En el transexualismo lo básico es siempre con respecto a su identidad de género, se sienten de un sexo contrario al anatómico. Así los hombres que tienen relación con otros hombres, lo hacen para ratificar su identidad. Las transexuales femeninas (y los hombres también) en general se oponen a que su partenaire les toque sus genitales durante el coito.
La transexual femenina escogen partenaires que no son homosexuales, ya que quieren ser amadas como hombres. Es interesante pensar en la diferencia que existe entre transexualismo y homosexualidad femenina; en esta última la exclusión de la virilidad se encuentra en el interior mismo de la relación homosexual. Ella se propone mostrar que se puede amar y desear a alguien por lo que no tiene y que el órgano masculino no es indispensable para el amor. Mientras que las transexuales por el contrario, están cerradas a la dialéctica de la falta. Para ellas la virilidad es lo que no podría faltarles.
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