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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

sábado, 24 de diciembre de 2016

El espejismo del amor.

Por medio del psicoanálisis, el inconsciente se volvió una parte aun más extraña para el conocimiento del proceso mental, algo tan completamente impersonal que se encuentra fuera del alcance del Yo. Si el inconsciente que nos plantea Sigmund Freud en su obra “La interpretación de los sueños” era la «otra escena», poblada de huellas mnémicas y de representantes pulsionales articulados entre sí, cuando describe el proceso del Ello y lo define como "eso otro", como lo más extraño y alejado de nosotros mismos. Pero gracias a eso existe el amor, por esa imposibilidad de alcanzar una integración completa, que sostiene la falta, la insuficiencia del sujeto, y da consistencia al objeto en el que lo faltante puede adquirir una figuración exterior. Las personas suelen decir que buscamos el amor en un alma gemela. ¿Esto significa que amamos a una parte nuestra encarnada en el partenaire? La verdad es que únicamente amamos un fracción minúscula de nosotros en el otro, mientras que el resto es una parte que no es tan nuestra, puesto que es algo desconocido e inalcanzable y por eso mismo corremos toda la vida detrás de ella.
El amor como la relación sexual parece cumplir por un momento el sueño de unificación con el ser amado, de eso nos percatamos, mientras que con la parte no disponible de nuestro ser (Ello) únicamente lo suponemos, pero aunque todo parece indicar que únicamente se trata de un espejismo, es un espejismo obviamente muy bonito, por el cual merece la pena vivir.

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