Desde el psicoanálisis es indispensable diferenciar entre un “sufrimiento con esperanza” y un “sufrimiento sin esperanza”, así como entre un sufrimiento que pueda ser contenido y un sufrimiento que tienda a desbordarse incontenidamente. Obviamente dependerá esta diferenciación de la historia particular de cada sujeto.
El sufrimiento sin esperanza es, por definición, desesperante; y lo es, en general, para el sujeto que sufre y para quienes tienen que atenderle, verbigracia estados psicóticos como la esquizofrenia, enfermedades somáticas en fase terminal, etcétera. El sufrimiento incontenido, desbordante, crea desesperanza en el sujeto pero, a veces, es más marcado en el psicoanalista o en los familiares del paciente, pero por paradójico que suene, este sufrimiento puede encontrar «cierto alivio» y «cierta esperanza» en dejar que se desborde e inunde su entorno. El sujeto podrá tener la sensación de evacuarlo proyectándolo (identificación proyectiva). Podemos observar algunos casos de la llamada «patología psicosomática» donde la evacuación proyectiva del sufrimiento en el propio cuerpo, existe una aparente desaparición del sufrimiento mental.
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