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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

domingo, 4 de diciembre de 2016

¿Por qué nos fascina el cuerpo femenino, incluso a las mismas mujeres?

En el amor sexual maduro el Ideal del Yo proyectado en el partenaire genera una sensación de armonía con el mundo, actualiza el propio sistema de valores y de los ideales estéticos: la moral y la belleza se actualizan en la relación amorosa.
Meltzer y Williams (1988) han propuesto la existencia de un ‹‹conflicto estético›› temprano vinculado a la actitud del infante respecto del cuerpo de la madre. El amor del infante hacia su madre, —manifiestan estos autores— se expresa a través de la idealización de la superficie del cuerpo de la progenitora y, por introyección del amor de la madre expresado en su idealización del cuerpo del infante, también a través de la identificación con ella en esta idealización del Self*. Esa idealización daría lugar al primer sentimiento de valor estético y de belleza que pudiera sentir el ser humano. También agregan estos autores que el origen de la idealización por los hombres del cuerpo de las mujeres se puede rastrear sistemáticamente hasta la idealización de la superficie del cuerpo de la madre y la excitación suscitada por ella cuando eran infantes; de modo análogo, los orígenes de los miedos inconscientes vinculados a la vagina y al interior del cuerpo de las mujeres pueden rastrearse hasta la relación temprana con la madre. También en los hombres, la idealización de partes del cuerpo de los partenaires homosexuales puede regularmente rastrearse hasta la idealización del cuerpo de la madre.
Por otro lado la idealización de partes del cuerpo masculino a cargo de las mujeres, es al principio mucho menos notable, pero esta capacidad se desarrolla en el contexto de una relación sexual gratificante con un hombre, que inconscientemente representa al padre edípico al reafirmar la belleza y el valor del cuerpo como mujer sexualmente atrayente, con lo cual libera la sexualidad genital de ella de la inhibición infantil temprana. En ambos géneros, la integración de los elementos tiernos y eróticos de las relaciones objetales procura más profundidad y complejidad a la idealización de las superficies corporales.
Self: Tanto el término ‹‹self›› como ‹‹sí mismo››, sirven para designar, por un lado, el hecho de que todos los sujetos tenemos conceptos y representaciones de nosotros mismo, y también sirve para designar el sistema mental que forma todas esas representaciones.
El psicólogo Seymour Epstein atribuyó al sistema cognitivo de ‹‹sí mismo›› un conjunto de funciones: "Asimilar y organizar los datos de la experiencia proporcionando sentido a esa experiencia" y Anticipar el futuro de la persona".

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