En la depresión neurótica podemos observar una perturbación del carácter por una reacción a la pérdida del objeto o por la amenaza a la pérdida, al fracaso, a la desaprobación o la desilusión del objeto; obviamente también el sujeto "normal" las padece pero en el neurótico se acentúan en mayor grado.
Los síntomas de la depresión son la subestimación de sí mismo, el desaliento y la búsqueda incesante de apoyo. Estos sujetos no logran interesarse por los demás, por las cosas, por las actividades laborales, recreativas, deportivas y culturales, renunciando casi siempre a tener iniciativa propia, expresando constantemente sus sentimientos de inferioridad en el núcleo social que lo rodea, asimismo manifiestan desprecio y desesperación, sin embargo no se apartan del todo de la interacción con el medio circundante. El sujeto neuróticamente deprimido mantiene en menor o mayor medida esa capacidad para seguir relacionándose con su entorno, ya que sus reclamaciones y lamentos constituyen un Goce* para este.
El menosprecio de sí mismo, en tono sombrío, se vuelve una típica reacción neurótica depresiva cuando el sujeto termina preocupándose crónicamente de no valer absolutamente nada, de pensar también que su vida es un fracaso, de no tener ningún futuro, de sentir que no tiene significado su vida; por otro lado permanece abatido a pesar de todo, perdiendo toda iniciativa propia y todo interés en el mundo que lo rodea, cayendo entonces periódicamente en expresiones de sentirse insignificante.
Ahora bien, debemos señalar que en las depresiones neuróticas la culpa proveniente del Superyó juega un papel predominante. La confianza y el apoyo que tiene de los demás es el principal mecanismo de defensa que el neurótico tiene contra los ataques del Superyó, obviamente éste sujeto no tiene conciencia del Superyó ni de que está recurriendo a éste tipo de quejas para combatirlo indirectamente. Por desgracia el apoyo y la confianza que le ofrecen sus amigos y parientes al neurótico —que busca y necesita con apremiante urgencia— sólo le producen un alivio parcial y temporal, esto se debe principalmente a que el sujeto a sufrido una regresión parcial de su Yo.
Lamentablemente el Superyó es incesante en la estructura neurótica, sus ataques son continuos y se incrementan con el paso del tiempo, en consecuencia sigue quejándose de su inferioridad, de su poco o casi nulo valer, de su desesperación y finalmente las personas que lo apoyaban —algún día— pierden la paciencia y comienzan a reprender al neurótico, entonces los reproches de los demás parecen confirmarle una vez más a éste, lo que siempre ha venido diciendo y pensando, que no vale nada y que ya no existe esperanza alguna para él por lo cual el circulo vicioso se completa y después resulta difícil salir.
*Goce: El concepto de Goce desde el psicoanálisis se constituye en el hecho mismo de que nuestro deseo está constituido por la relación que tenemos con las palabras. Se diferencia así del uso común del término, que confunde el goce con las suertes diversas del placer. El goce concierne al deseo, y más precisamente al deseo inconsciente que nunca se satisface, lo que muestra que esta noción desborda ampliamente toda consideración sobre los afectos, emociones y sentimientos.
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