Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 22 de diciembre de 2016

La personalidad narcisista.

Desde el punto de vista relacional, la personalidad narcisista se caracteriza a grandes rasgos por un tipo de relación presidida por la soberbia, la arrogancia y la altanería, que son expresión manifiesta por el sujeto de una actitud de autoidealización y, por otra parte, de desprecio hacia los demás.
Este tipo de relación implicaría, desde el punto de vista dinámico, la presencia interna de un objeto idealizado con el que el «Yo se identifica mediante introyección identificatoria»; de ahí la soberbia y la arrogancia, reforzada por la proyección (identificación proyectiva) de los aspectos débiles y dependientes del propio Yo en los objetos externos, en los otros, que quedan identificados con la debilidad y la dependencia (de ahí el desprecio y la altanería).
Esquemáticamente, la personalidad narcisista tiende a colocar dentro de sí todo lo bueno y fuera todo lo malo, con lo que, obviamente, se altera el criterio de realidad. También este tipo de relación mental tendería a reproducir, por lo menos en un nivel afectivo, niveles primitivos del desarrollo emocional que se corresponderían con aquello que Sigmund Freud llamaba el «Yo de placer depurado» o con la «posición esquizoparanoide» de Melanie Klein. La principal diferencia es que el Yo de placer depurado es una situación de camino hacia el Yo de realidad secundario, al igual que la posición esquizoparanoide lo es hacia la posición depresiva. Los dos son conceptos evolutivos, mientras que la personalidad narcisista es una organización defensiva y rígida, no evolutiva.

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