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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

sábado, 17 de diciembre de 2016

La ansiedad y su conexión con la psicosis.

El estado de sufrimiento mental que se suscita en el sujeto lo podríamos definir como un estado de ánimo (un estado afectivo) relacionable de forma comprensible con unas motivaciones producto del dolor, carencia, anhelo, frustración, maltrato, etcétera, que pueden afectar al sujeto o a otra, especialmente si es una persona amada. Que el sufrimiento mental se presente en ocasiones de forma aparentemente incomprensible no significa que sea en sí un estado psicopatológico, extraño, ajeno a toda motivación normal o comprensible, sino que su motivación es desconocida para el psicoanalista e incluso (y eso es lo que le da más aspecto de patológico) para el sujeto que sufre.
Una crisis de ansiedad, por ejemplo, se presenta como algo incomprensible, que invade súbitamente al sujeto y que se acompaña de un miedo a enloquecer sin explicación aparente, pero en el contexto de un psicoanálisis, sería raro que, más pronto o más tarde, no se comprendiera su relación con situaciones afectivas del orden de la soledad, el temor a la muerte o los sentimientos persecutorios de culpa, por ejemplo; ansiedades de las que el sujeto se defiende, precisamente, manteniéndolas fuera de su conciencia hasta que se le imponen bruscamente como algo desbordante, como una inundación emocional que le sume en un estado de aparente locura y que funciona a la vez como una llamada de socorro al estilo primitivo e inconsciente de la identificación proyectiva que «mete» en el otro la sensación de pánico y locura o muerte. Según la definición de psicosis para el psicoanálisis, este sufrimiento agudo en forma de ansiedad invasiva podría considerarse como un «episodio psicótico breve y pasajero».

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