Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

lunes, 12 de diciembre de 2016

La angustia de castración.

Los efectos estructurantes que tiene el niño conformarán su sexualidad adulta, siendo el factor central sobre el que se reorganizará la psique infantil el advenimiento de la noción de la «castración materna» (Jacques-Marie Émile Lacan). Lacan, rescatando la teoría de la castración en un realismo simplista, ubica el complejo de castración en una dimensión intersubjetiva —que articula la teoría freudiana del deseo y del narcisismo—, reformuló el narcisismo primario en términos de la dupla madre fálica-niño falo ¿Qué queremos decir con esto? Que el infante, engañado por su desconocimiento de la naturaleza sexual de la relación entre los padres y por su propio deseo de ocupar el lugar de único objeto del deseo de la madre, mantiene la creencia, durante un período idílico de su existencia, de «ser todo lo que la madre desea». Este supuesto infantil es teorizado en términos de hijo-falo, ya que el niño se ubicará en el lugar de lo que a la madre le falta, constituyéndose así la trama imaginaria del narcisismo primario. El acento recae no tanto en la fusión del niño a la madre, o en la creencia de posesión del pecho, sino en que el sentimiento de plenitud, de omnipotencia, provendría de la ilusoria ubicación: «para agradar a la madre es preciso y suficiente con ser un niño» (la teoría sustituye niño por falo, lo que no significa que esta sustitución ocurra en la fantasía del mismo). Por otra parte, la madre, marcada por su propia estructuración edípica, será la fuente de esta ilusión, ya que el hijo completará, por mediación simbólica, lo que a ella le falta. Este encuentro de ambos deseos sella la célula narcisista primaria.
Ahora bien, posteriormente, el niño asistirá al descubrimiento de la sexualidad, y sufrirá dolorosamente sus efectos: su destronamiento del lugar que creía ocupar, él no es todo para la madre —en términos psicoanalíticos no es su falo—, pero también descubre , y a esto se resiste , que a la madre también le falta algo, ella no es todo, ella está castrada, no tiene pene. La angustia de castración, si bien su fantasmática compromete al pene, en realidad es efecto de una transformación fundamental de l narcisismo infantil: "El niño comprende que el deseo de la madre es ley, «el deseo de cada uno está sometido a la ley del deseo del otro»". A partir de esta transformación, la angustia de castración se diferencia de la angustia de separación, pues en la separación del niño de la madre, o de las partes de su cuerpo, la creencia en la omnipotencia materna no se ve afectada, mientras que esto es lo esencial en la «angustia de castración». En este punto se instalará la teoría sexual infanil sobre la madre fálica, y ofrecerá dura resistencia a ser desalojada: el niño insistirá en la posesión del pene por parte de la madre, porque de esa manera conservará intacto el postulado de la «Ley del Deseo».

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