Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Rechazamos la locura por miedo porque tal vez sea lo más humano que podamos experimentar en nuestras vidas.

La posición que tiene la sociedad respecto de la locura a oscilado siempre entre los sentimientos de solidaridad, caridad y piedad (virtudes esencialmente asistenciales, altruistas e inspiradas en el amor al prójimo), por un lado, y los sentimientos de miedo, repugnancia y rechazo, por otro.
El miedo y el rechazo fomentan desprecio y crueldad, actitudes contrarias a la solidaridad que se acompañan de tácticas segregacionistas y de deshumanización de la asistencia, frecuente e hipócritamente ocultas bajo disfraces humanitarios de carácter seudopiadoso o seudocientífico.
El miedo y el rechazo no se deben sólo a la pretendida peligrosidad de la locura ni a su papel socialmente trastocador, verdaderos una y otro solamente hasta cierto punto pero interesadamente exagerados hasta la caricatura por la ignorancia que casi la mayoría tiene al respecto; se deben también y principalmente a la naturaleza intrínsecamente humana de la locura que, junto con la muerte, se constituye en la principal amenaza a la vida (psíquica y somática) y en la más profunda causa de ansiedad en los seres humanos.
¿Cómo es posible que buena parte de la psiquiatría mantenga la convicción de que la locura es una «enfermedad» en el sentido médico biologista, una entidad nosológica que crea funcionamientos anormales? ¿Se trata más de una convicción, de una creencia ideológica, que de un criterio científico? ¿No será el reflejo expresivo de un temor humano a la locura, no porque sea una enfermedad, sino precisamente porque es algo demasiado humano y muy próximo y, por lo tanto, exacerbadamente amenazador y temido? ¿Es el ser humano un sujeto que durante toda su vida intenta mantener un delicado equilibrio entre la salud mental y la locura?
Sigmund Freud creía que, en vista de las complejidades del desarrollo mental humano, lo sorprendente no es que existan ‹‹locos››, sino que pueda haber alguien ‹‹sano››, de modo que la pregunta de cómo se llega a ser psicótico debiera complementarse con otra no menos enigmática: ¿cómo se llega a ser sano?
Junto al miedo a la muerte, el miedo a la locura ha sido, y sigue siendo, uno de los miedos fundamentales del ser humano, pues el hombre sabe por propia experiencia —¿quién no se ha sentido enloquecer o no ha tenido miedo a enloquecer en algún momento de su vida?— que la locura está dentro de él y tiende a defenderse y protegerse de ella proyectándola afuera, confinándola en los sujetos oficialmente designadas como locos, tal vez con la única esperanza de sentirse ‹‹normales››.

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