Responder a estos sujetos aceptando su demanda de cirugía, plantea un verdadero problema ético. Desde el psicoanálisis conocemos que puede haber otros modos de construir una sexuación, sin apoyo de la función fálica, en análisis. Sin embargo hay sujetos que no están dispuestos a intentarlo y que exigen una reasignación de sexo mediante un tratamiento hormonal y una intervención quirúrgica.
Las posiciones respecto a esta realidad, son evidentemente muy diversas; dos autoras de corriente Lacaniana tienen posiciones algo divergentes. Así Morel es radical en su oposición a la intervención quirúrgica: "Es una variante de la automutilación disfrazada de normalidad… la sociedad no tiene ningún motivo para aceptar la locura del transexual. El sujeto que se somete a la operación, en general no evitará la invasión de goce real, eliminando el lugar del cuerpo donde aparece de forma electiva. Aparecerá en otra parte". Y por el otro lado Colette Chilland, que ha trabajado acerca del tema del transexualismo, no es partidaria de la operaciones, pero constata una realidad. Su libro es muy clínico y en él hace un seguimiento exhaustivo de los lugares donde se han practicado operaciones y de los estudios que se han publicado. Aunque las dificultades de seguimiento de casos son muy grandes ya que en muchas ocasiones desaparecen y no quieren nada que les recuerde a su anterior identidad, hay estudios interesantes. Se evalúa la evolución, que depende mucho de lo que se evalúe, de las variables que se tengan en cuenta. En general, lo comparan a un grupo control no operado, pero no a un grupo que haya seguido un análisis. Hay lugares donde se han suspendido las operaciones así Meyer y Reter del John Hopkins (Baltimore) escriben en 1979: La cirugía de reasignación de sexo no confiere ninguna ventaja objetiva en términos de reinserción social, si no que permanece subjetivamente satisfactoria para aquellos que se han sometido con rigor a un período de prueba. En la Universidad de Stanford (California) han hecho estudios en los que constatan que con frecuencia hay casos de suicidio posteriores a la operación, denuncias al cirujano, eclosión delirante posterior. Pero los estudios también dan cuenta de un número de pacientes que se declaran satisfechos. Las mujeres evolucionan mejor, a pesar del handicap desde el punto de vista quirúrgico (o quizás gracias a esto), por lo tanto no existe certeza de lo que sucederá pasada la intervención quirúrgica.
Pero como psicoanalistas debemos asumir la realidad de un debate social en torno al cambio de sexo y de la existencia de las "Identity Gender Clinic", y poder dar nuestra opinión al respecto, para contribuir a clarificar puntos de vista simplistas que abogan únicamente por el libre albedrío de la decisión individual de liberarse de un sexo que les es ajeno. La realidad es que en general la cirugía no resuelve los problemas y que el psicoanálisis ofrece un camino para aquel que quiera construir una sexuación sin apoyo de la función fálica, menos traumático por supuesto, que la cirugía.
Be First to Post Comment !
Publicar un comentario