El género femenino, en tanto compartido por la madre y la hija, contribuye a formar un núcleo de identidad de la niña, fuerte e idealizado (Yo Ideal) ya que esta última en tanto mujer es igual a su progenitora. Por otra parte, este Ideal del Yo femenino, esta feminidad primaria (etapa preedípica), es un objeto interno idealizado y fantasmático que no contiene el conocimiento sobre la anatomía y la sexualidad femenina. A su vez, el hecho de que la madre sea mujer, no afecta sólo a la niña para la organización de la relación de objeto, sino también profundamente a la madre porque pertenecen al mismo género.
Ahora bien, las madres que procrean hijas tienden a no experimentar a sus niñas como separadas y diferentes de ellas, cuestión que sí llevan a cabo con sus hijos varones.
Existen madres que de manera consciente necesitan tener una hija para "sentirse igual" a ellas y regularmente son las hijas quienes se hacen cargo de sus madres en la vejez. Los sentimientos de unidad, de fusión y de continuidad, aunque son sentidos por la madre ante cualquier sexo del hijo, parecen ser más masivos y prolongados entre madres e hijas.
Be First to Post Comment !
Publicar un comentario