Generalmente las personas creen que la adicción está limitada a sustancias como el alcohol, cocaína, fármacos, marihuana, etcétera, pero también es cierto que puede servir a este propósito cosas tales como el sexo, la masturbación, la comida, el ejercicio —por mencionar sólo algunas— que se presentan en forma desmedida.
En este orden de ideas, observamos a través del psicoanálisis como el sujeto utiliza el vínculo con otras personas como un método para eliminar sus tensiones, con lo cual surge la necesidad de apoyarse o fusionarse con otro para aliviar sus estados afectivos dolorosos, por lo tanto podemos señalar entonces que las adicciones tienen el mismo propósito en común: “eliminar la tensión psíquica, o displacer el que se presenta”.
Es también sorprendente observar aquellos sujetos que sienten una necesidad imperiosa de buscar constantemente discusiones de cualquier índole con otras personas. Esto se denota ahora con bastante frecuencia en las redes sociales, donde leemos al usuario que contradice casi todas las publicaciones sin argumento alguno por la sencilla razón de carecer de los conocimientos sobre el tema, a estos cibernautas se les puede leer criticando desde el psicoanálisis hasta la física cuántica pasando por la farmacognosia, sin tapujo alguno; muchas veces se apoyan de Internet para buscar una opinión divergente a la publicación, «copian y pegan» con la finalidad de sentirse victoriosos. Ahora bien, estos sujetos frecuentemente esconden una posición paranoide (recordemos que la paranoia es una homosexualidad deformada)* y con sus acciones logran descargar levemente su tensión psíquica, manteniendo así controlada la ansiedad persecutoria.
El intento constante de eliminar «perseguidores internos» nos puede llevar a incluir a los sujetos que padecen insomnio en la categoría de los adictos, ya que también ellos están siempre a la búsqueda meticulosa de aquel ruido, ocupación o circunstancia externa, que responsabilizan directamente por mantenerlos despiertos.
Este tipo de vínculos que demandan dependencia, intercambio agresivo o contacto sexual compulsivo (en el que la personalidad del partenaire es a veces relativamente indiferente) puede adecuarse a las funciones de adicción descriptas más arriba, es decir para la dispersión de afectos y el uso de sustancias o personas como sustituto de «objetos parentales internos dañados o incluso faltantes».
*Sandor Ferenczi.
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