Algunos sujetos a pesar de poseer una libido débil mantienen relaciones sexuales frecuentes con su partenaire, pero, al hacer esto, sustituyen la realidad de su pareja por una fantasía inconexa a lo que están haciendo, podríamos decir que se están «masturbando» de alguna manera en el órgano genital de su compañero sexual.
Estos sujetos pueden tener eventualmente relaciones sexuales con otra persona, desarrollándose el coito de forma satisfactoria, y con esto observamos la gran diferencia que existe entre un coito «apoyado» en una fantasía y otro «fundamentado exclusivamente» en una fantasía.
Los sujetos que se «apoyan» en la fantasía durante el encuentro íntimo satisfacen de manera adecuada las necesidades de su libido, se adormecen un rato y se sienten revitalizados posteriormente; mientras que los otros, tras el coito masturbatorio «fundamentado» en la fantasía, se separan casi de inmediato del lecho y mantienen durante el día o días subsecuentes una sensación de ansiedad, con una libido que se descargo parcialmente y que obviamente no alcanzó a disminuir su tensión psíquica.
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