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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

viernes, 27 de enero de 2017

En la sobreprotección y la amabilidad exorbitante subyace inconscientemente el ánimo de ser crueles.

El psicoanálisis indica que la neurosis obsesiva se caracteriza por toda una serie de prohibiciones supersticiosas cuya violación supone la realización de actos propiciatorios obsesivos muy diversos, estos pueden ir desde evitar caminar por debajo de una escalera, pasar un salero de mano a mano y cosas por el estilo.
Además los obsesivos viven en el constante temor de perjudicar a su prójimo; para evitarlo, tratan ansiosamente de no tocar lo que haya podido estar en relación con un objeto que tenga que ver, aunque sea indirectamenie, con la persona a quien se refiere su angustia morbosa. Si, a pesar de todo, es inevitable el contacto con tal objeto, el neurótico obsesivo se ve obligado a lavarse durante horas enteras, a mantener pensamientos tortuosos, a sacrificar parte de su libertad y de su fortuna para recuperar su paz anímica.
Sigmund Freud ha descubierto mediante el psicoanálisis que estos sujetos alientan en su inconsciente cierta animosidad ligada a una tendencia a la crueldad precisamente contra esos «seres amados superprotegidos», que se preocupan por ellos de manera excesiva y que su horror a los objetos en relación con estos seres armados se debe a que bastaría una sola palabra o una mínima acción para despertar el feroz odio latente. He ahí el cambio de humor repentino.

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