El psicoanálisis no surgió para criticar ni para atacar la postura psíquica que guarda el ser humano, sino debe entenderse que surgió como una opción para los sujetos que pretenden una ayuda profesional por los trastornos de personalidad que presentan, que les hace insoportable su vida.
Para el psicoanalista experimentado es mejor ser prudente en cuanto a la crítica del lego u obcecado, por los ataques injustificados que manifiesta porque eso constituye una batalla carente de sentido. Aunque a veces es necesario demostrar la debilidad de las objeciones, labor facilitada por la inconsistencia de los ataques.
Las opiniones resultan ser insidiosas y siempre versan sobre los mismos puntos: la lógica psicoanalítica, la moral o la técnica terapéutica; que se expresan con una monotonía penosa, de manera que se las puede clasificar por categorías.
Las de índole lógica consideran todas las afirmaciones imaginarias, fantasiosas y extravagantes. Las atribuyen como algo propio de la incoherencia y el absurdo pero que están directamente conectada por las revelaciones de las asociaciones de ideas que manifiesta el psicoanalizado por el resultado de su padecimiento (psicopatología).
Los defensores de la moral se asustan por el material sexual de las investigaciones y anatematizan al psicoanalista. Cualquiera que conozca el papel desempeñado por la sexualidad inconsciente en las psicoterapias no analíticas podrá hablar de hipocresía, sin embargo, se trata simplemente de reacciones afectivas patológicas, excusables en cuanto inconscientes.
Incluso algunos que critican el valor del psicoanálisis pretenden que éste actúa única y exclusivamente por sugestión.
El otro argumento es la ineficacia de la técnica. Entendemos por ello que el psicoanálisis no actúa siempre, ni tiene los mismos resultados para todos y en general no lo hace de prisa porque es preciso rehacer la educación de la personalidad cuya evolución ha sido perturbada en la infancia, por lo que se debe alentar la paciencia del enfermo y de su familia para obtener los fines que se persiguen. Otros críticos creen que el análisis es peligroso, al ver las reacciones a menudo violentas, pero unidas al propio principio de la cura, que en general son seguidas de una mejoría.
Estas objeciones de lógica, ética y técnica terapéutica del ambiente psicoanalítico tienen a menudo un asombroso parecido con las reacciones dialécticas que la resistencia a la curación desencadena en sus enfermos.
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