La crisis de la castración, al provocar una redistribución de la valoración ligada a la identidad de género, arrasa con ese universo femenino, que tanto a la madre como a la hija sentían que no le faltaban nada, por lo cual el pene real del padre será elevado a carácter de «símbolo fetiche», representando privilegiadamente la compensación de toda carencia.
Pero sabemos que aquello que el descubrimiento de la castración pone en tela de juicio es el papel narcisizante de la madre, ahora será del padre del que se esperará la valorización por lo que se hace entonces necesario agregar en el estudio de la feminidad, junto a la constatación de los efectos psíquicos que la diferencia anatómica de los sexos provoca en el sistema narcisista de la niña, aquellos otros efectos que provienen del testimonio que la niña efectuará, de ahora en adelante, de las múltiples y permanentes desigualdades en la valorización sociocultural de los géneros.
El psicoanálisis señala que la principal consecuencia psíquica del Complejo de Castración para la niña es la pérdida del «Ideal Femenino Primario», la completa devaluación de sí misma, el trastorno de su sistema narcisista, y que el interrogante mayor a dilucidar no es cómo hace la niña para cambiar de objeto y pasar de la madre al padre, sino cómo se las arregla la niña para seguir deseando ser una mujer en un mundo paternalista, masculino y sobre todo fálico.
La eficacia de la castración se funda en la alteración, en la inversión de la valoración sobre su género, de idealizado y pleno se convierte en una condición deficiente e inferior. «Pero si esta metamorfosis tiene lugar es porque el núcleo de la identidad de género se halla firmemente constituida; la castración ni origina ni altera la identidad género, sino que lo consolida. Lo que sí compromete, organiza y define es el destino que la niña dará a su. sexualidad».
«Hay que hacer énfasis que el Complejo de Castración orienta y normativiza el deseo sexual, no el género. En otras palabras, decide básicamente sobre la organización de la sexualidad femenina, no acerca de la feminidad». La niña se orientará o no hacia el padre, estableciendo su elección de objeto sexual, sellando así o no su heterosexualidad. Heterosexualidad que en la teoría requiere ser diferenciada de la feminidad, pues así como existen homosexuales femeninas, también existen formas de histeria fuertemente masculinizadas y, sin embargo, exclusivamente heterosexuales.
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