Durante el psicoanálisis generalmente confirmamos que el síntoma no desaparece hasta que el sujeto no únicamente comprende la interpretación, sino sobre todo que admite la razón o el motivo. Cuando sucede esto, el sujeto manifiesta que se siente afectado por sonrisas, vergüenzas, estupor, sorpresa, rubores u otros signos embarazosos; muchas veces se apresura a confirmar la exactitud de nuestras hipótesis; incluso a veces surgen recuerdos espontáneos que reafirman nuestra posición psicoanalítica.
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