Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

domingo, 8 de enero de 2017

El amor cura (Segunda Parte).

“Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía; porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos: debemos morir una vida para entrar en otra”. Anatole France.

En los pacientes con una patología significativa del carácter, la capacidad que demuestran para enamorarse indica ciertos logros psicológicos en vías de mejorar.
En los sujetos narcisistas, el enamoramiento indica el indicio de la capacidad para preocuparse por el otro y además sentir culpa, con la esperanza de superar la profunda desvalorización inconsciente del objeto amoroso. En los sujetos «fronterizos», la idealización primitiva puede ser el primer paso hacia una relación amorosa diferente de la relación de amor-odio con los objetos primarios. Esto se produce cuando los mecanismos de escisión responsables de esta idealización primitiva ya han sido desmontados, y la relación amorosa, o una nueva que la reemplaza, puede tolerar y resolver los conflictos pregenitales contra los cuales la idealización primitiva fue un mecanismo de defensa. Los neuróticos y con patología caracterológica relativamente moderada desarrollan una capacidad para las relaciones amorosas duraderas cuando un tratamiento psicoanalítico exitoso resuelve los conflictos inconscientes, predominantemente edípicos.
Estar enamorado también representa un proceso de duelo relacionado con el crecimiento y la independencia, con la experiencia de dejar atrás los objetos reales añorados de la infancia. En este proceso de separación hay también una reconfirmación de las buenas relaciones con los objetos internalizados del pasado, a medida que el sujeto adquiere confianza en su capacidad para dar y recibir amor
y gratificación sexual simultáneamente —con un refuerzo mutuo del amor y el sexo que promueve siempre el crecimiento—, en contraste con el conflicto entre el amor y el deseo erótico propio de la infancia.
Cuando se alcanza esta etapa evolutiva, es posible desarrollar la capacidad para transformar el enamoramiento en una relación amorosa estable, que implica capacidad para la ternura, preocupación por el otro y una idealización más refinada que la de los niveles evolutivos más tempranos, y capacidad para la identificación y la empatía con el objeto del amor. Entonces la ternura puede expandirse como placer sexual pleno, la preocupación por el otro se profundiza con la plena identificación y empatía sexuales, y la idealización pasa a ser un compromiso maduro con un ideal representado por el objeto amado, o por lo que la pareja, unida, puede llegar a ser.

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