Existe un planteamiento de Jacques-Marie Émile Lacan en relación a la pulsión, sobre si es posible o no la relación sexual.
Esta idea surge primeramente por Sigmund Freud donde la relación sexual existe pero el Complejo de Castración provoca un obstáculo. Por ejemplo, en su obra describe que en Schreber hay un coito asintótico con Dios, en Dora la relación sexual es una fellatio; además, Freud liga los síntomas con el tipo de relación sexual que se establece.
Ahora bien, retomando la idea de Lacan y aceptando el concepto de que no existe la relación sexual —para este autor— la castración tiene una función normalizadora; mientras que en Freud tiene una función perturbadora.
Para Lacan si no hay relación sexual, lo que produce el Complejo de Castración es la “esperanza” del deseo ¿Qué significa todo esto? Pongamos un ejemplo, tenemos una alberca y todos sabemos que es imposible respirar bajo el agua, esa es la posición que tiene la relación sexual, el nivel de la imposibilidad; pero si colocamos un letrero a un lado de la alberca con la leyenda: “Prohibido respirar debajo del agua” esto sería el nivel de la castración, que genera «deseo» para el sujeto inmediatamente. Este ejemplo de la alberca y el letrero es lo que Lacan dio a entender con su polémica frase: “No existe la relación sexual”.
El sujeto cuando empieza a imaginar un arreglo con lo imposible empieza irremediablemente a desear. Esto no significa tergiversar las relaciones sexuales sino tiene la función de llevarlo por otro lado distinto de la sexualidad freudiana. No facilita el respirar debajo del agua, facilita otra cosa, un «espacio ilusorio».
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