La escenificación de las funciones superyoicas* maduras en ambos partenaires se ve reflejada en que cada uno tiene la capacidad de sentir responsabilidad por el otro y por la integración de la pareja, esto significa que se preocupan por el vínculo afectivo y lo protegen de de la activación inevitable de la agresión que se suscita entre ambos como resultado de la ambivalencia inherente en todas las relaciones íntimas.
Ahora bien, podemos observar que también se activa una función superyoica más sutil pero extremadamente importante. Esto tiene que ver con los aspectos sanos de los “Ideales del Yo” de ambos partenaires, que se combinan para crear una estructura conjunta de valores, mismos que se van cartografiando, elaborando y modificando a lo largo de los años en la pareja, este conjunto de valores están de manera preconsciente en ambos, y le sirven de límite y de barrera protectora ante las adversidades del mundo circundante. En síntesis, la pareja establece un común Superyó.
Es en el contexto de este conjunto de valores compartidos donde la pareja puede contribuir relativamente a resolver sus conflictos: un gesto inesperado de amor, una acción de remordimiento, unas palabras de perdón o un acto de humor pueden disipar la agresión, y con eso surge la tolerancia a las carencias y limitaciones que denota el ser amado, así como a las del propio Yo, mismas que se van integrando silenciosamente en la relación en su beneficio.
*Superyó: La sociedad y la cultura se encuentran implícitamente presentes en la mente del sujeto a través del Superyó. El niño aprende de sus padres el código moral que determinará sus comportamientos, actitudes y motivaciones durante el resto de su vida; este aprendizaje se da fundamentalmente en las etapas preedípicas y edípicas como consecuencia del temor al castigo y de la necesidad de afecto.
El Superyó tiene como función integrar al sujeto adecuadamente dentro de la sociedad. Es la instancia psíquica que va a observar y sancionar los instintos y experiencias del sujeto y que promoverá la represión de los contenidos mentales inaceptables. En gran medida su influencia en la vida del sujeto es inconsciente. En el Superyó se suele distinguir el llamado "Ideal del Yo" de la "conciencia moral", el primero para señalar las situaciones, estados y objetos valorados positivamente por el sujeto y a las que tenderá su conducta, y la conciencia moral para designar más bien el ámbito de las prohibiciones y las sanciones a las que las personas creen que deben someterse tácitamente.
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