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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

lunes, 8 de mayo de 2017

La pornografía en Internet.

Tanto la «sexualidad virtual» como el «cibersexo» son los nombres denominados al uso de las nuevas tecnologías de comunicación para obtener material con la finalidad de estimular las fantasías sexuales, por lo tanto no es raro que los sujetos se conviertan en adictos a Internet en el sentido propio del término.
El uso de Internet es consistente con un aspecto esencial de la perversión, a saber, la fantasía del control omnipotente y la dominación del objeto. En la imaginación solitaria —es el sujeto quien crea y deriva el placer de ella— un simple clic puede conjurar cuerpos que permitan la estimulación necesaria para la excitación, y el sujeto puede entonces hacer lo que quiera con ellos.
Se podría decir que el uso voyeurista de Internet confina el acto perverso dentro del mundo virtual, evitando así el riesgo ante la sociedad y la autoridad de que se tenga que actuar en la realidad. Los actos perversos de carácter penal se limitan a los casos más graves. Por ejemplo, el Marqués de Sade, que se había retirado a su castillo después de haber sido condenado por infligir violencia a las prostitutas, contrató a jóvenes de ambos sexos como siervos con el fin de someterlos a puerta cerrada a un complejo ritual de abuso sexual y mortificación corporal, destinado obviamente a culminar en una orgía criminal, Sade no pudo poner en práctica su plan porque fue traicionado a las autoridades por su suegra. Encarcelado en la Bastilla e incapaz de llevar a la práctica sus fantasías, se dedicó a escribir las novelas que iban a hacerle famoso y asimismo ayudó a contener sus obsesiones sádicas.
Así, Internet constituye el marco, el campo imaginativo, en el cual cualquier representación virtual de la escena sexual perversa puede ser proyectada y, por lo tanto, removida del ámbito de acción; a menudo, sin embargo, también allana el camino para la consolidación del proceso psicopatológico. En cualquier caso, Internet parece ser el contenedor ideal para poner en práctica el acto perverso. “El acto perverso es un producto de la fantasía privada que debe sufrir una expansión ilimitada, e Internet es un contenedor virtual infinitamente expansible según la imaginación de los usuarios. Es precisamente este potencial infinito el que hace que un pervertido vea los intercambios afectivos entre seres humanos ordinarios como banales”.
Si el núcleo de la perversión se encuentra en la sumisión progresiva a un placer orgiástico excesivamente sensual que actúa como fuerza hipnótica, las perversiones sexuales podrían considerarse como pertenecientes a un área mental similar a la de la adicción a las drogas. Serían entonces la expresión de la esclavitud de una droga mental de naturaleza sexual, en la misma línea que la dependencia de alcohol o toxicomanías. En otras palabras, las perversiones son técnicas para inducir un estado de excitación mental buscado por sí mismo y desprovisto de cualquier aspecto relacional con el otro.

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