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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Para la mujer histérica es más importante las manifestaciones de deseo de su partenaire, o incluso de cualquier otro hombre que su salud física, aunque tenga que recurrir a la cirugía plástica para ello.

Ahora bien, la mujer histérica no habla de su cuerpo sino es el cuerpo quien se pone a hablar por su cuenta.
El cuerpo puede ser el que le quite la palabra al sujeto manifestándose como un cuerpo parlante, que dice algo, sólo que su mensaje es indescifrable para el que lo sufre y que por ello necesita dirigirse a quien pueda interpretarlo ¿Quién lo puede interpretar? Obviamente la mirada del hombre que se fascina por el aspecto corporal de la mujer histérica. Es en este punto en el que podemos situar la neurosis histérica como el paradigma del cuerpo hablante en busca de alguien que sepa escucharlo y darle un sentido. El médico (cirujano plástico) se convierte en la actualidad en la figura de referencia para los síntomas de la histeria. Y si bien es cierto que durante la infancia todos hemos pasado por ese primer trauma (imagen corporal) que resulta del encuentro entre el organismo y el lenguaje, ahora podemos decir que las histéricas pasan por un segundo encuentro traumático, el de su cuerpo con la cirugía, pues lo que se produce es un enfrentamiento entre lo que trata de expresar con sus padecimientos psíquicos y la cirugía plástica donde el síntomas encaja.
El cirujano plástico se refugiará en los conocimientos científicos que pretenden ser exhaustivos, mientras que la histérica vendrá a demostrarle hasta qué punto su saber es parcial, impotente, poco creativo, reacio a toda invención y refractario al deseo.
La batalla del cuerpo estético ha iniciado ¿Quién saldrá victorioso de semejante combate?

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