Un rasgo característico que nos ofrece el sujeto histérico concerniente a su cuerpo, pero entendido como cuerpo sexuado, resulta de sufrir una división entre la parte genital, asombrosamente anestesiada y aquejada por intensas inhibiciones sexuales que van desde la eyaculación precoz, frigidez, impotencia, repugnancia o desdén sexual, etcétera, y el resto de su cuerpo —no genital— que se muestra, paradójicamente, muy erotizado y sometido a excitaciones sexuales permanentes, digamos que únicamente desean sentirse excitadas pero sin llegar al coito, usando generalmente la masturbación como descarga de su pulsión libidinal. Esto lo podemos observar en aquellos sujetos que expresan un erotismo sobrecargado, posturas seductoras con el ánimo de incentivar el deseo e inmediatamente rechazarlo o incluso despreciarlo.
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