En la época actual la adolescente para ser mujer y simbolizarse como tal debe tener experiencias sexuales, mientras no lo haga pasará por ser una tonta, chapada a la antigua, fuera de onda, es decir, el rol que debe asumir es de ser sexy, seductora, coqueta y con ello manipular las actitudes y portes de hacerse desear: "La mujer debe ser rogada no rogona" reza el dicho popular, lo que automáticamente la convierte en una narcisista que prefiere que la amen a amar. Pero este narcisismo, el del desear el deseo y no su satisfacción, la mantiene a distancia de la acción concreta, de la vivencia, del goce, del aprendizaje y la madurez sexual, y, por tanto, en el fondo no se narcisiza porque sabe de su déficit en tanto mujer-niña, o sea, virgen.
La virginidad constituye la expresión más pura de la estructura profundamente contradictoria del rol sexual exigido y esperado en la mujer. Si la conserva, mantiene el honor de su género, lo que eleva su narcisismo, pero permanece en un nivel de erotismo infantil que la hace sentirse incompleta; si por el contrario accede al deseo y su sexualidad se cultiva, creciendo como mujer en el sentido más amplio, cae presa del tormento de perder al hombre y pasar a la categoría de mujer deshonrada o de verse compulsada a formalizar una unión precoz para evitar este riesgo, todo lo cual se halla lejos de narcisizarla.
¿A quién confía sus dudas, temores, sufrimientos? Generalmente no encuentra a la madre receptiva y disponible para facilitar la iniciación de su sexualidad, pues la madre no puede abrir una temática, una comunicación que comprometería su rol de educadora. Si la madre estimula la sexualidad de su hija mujer, ¿cómo enfrenta ella misma el dilema de la virginidad, paradigma del honor de su género? Razón por la cual evita el tema, la confrontación y el compañerismo en esta etapa. La niña se dirige entonces hacia sus pares, pero corriendo el riesgo de no ser cabalmente comprendida, y que la amiga, arrastrada también por los dilemas puberales
y adolescentes, la condene con el calificativo de «puta», fantasma siempre cercano para cualquier adolescente que tiene como empresa principal en su vida "cuidar su reputación". Por tanto, la joven esconderá su curiosidad, reprimirá su deseo, inhibirá la fantasía y esperará al hombre con quien en la intimidad del amor podrá comenzar a investigar hasta entonces ¿qué es una mujer?
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