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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

domingo, 20 de noviembre de 2016

El psicoanalista obcecado.

A partir de la invención de la técnica psicoanalítica existen "profesionales" que desean proponer innovaciones o modificaciones al procedimiento y generalmente no suelen tener una comunicación estrecha y permanente con quienes sostienen un punto de vista más tradicional. Hay incluso algunos que se encuentran apartados de la corriente principal del pensamiento analítico. Además es probable que los innovadores pierdan ánimo e interés con aquellos grupos de psicoanalistas que podrían ayudarles a validar, aclarar o enmendar sus nuevas ideas para darle un enfoque más adecuado a dicha técnica. 
Los innovadores solitarios tienen tendencia a convertirse en "analistas silvestres", mientras que los conservadores, por su propio aislamiento, propenden a la ortodoxia rígida. En lugar de influir unos en otros de modo constructivo, van cada quien por su camino como enemigos acérrimos, ciegos a cualquier beneficio que pudiera haberles valido el debate franco y continuo en beneficio de la técnica psicoanalítica. 
La razón más importante que existe para mantener una tribuna libre sobre técnica psicoanalítica es la necesidad de poner al estudioso serio en contacto con otras técnicas, aparte de las propias de su analista personal y de sus analistas supervisores. Una enorme desventaja de aprender la técnica en unas cuantas fuentes nada más, es el aumento de la probabilidad de que el candidato en preparación conserve ciertos sentimientos y actitudes trasferenciales neuróticos para con sus maestros o alguna corriente en especial (lacaniana, freudiana, etcétera) que les dificultarán descubrir la técnica más apropiada a su personalidad y su orientación teórica. 
‹‹No es raro hallar psicoanalistas jóvenes –y algunos ya no tanto– que llevan el sello inconfundible de su psicoanalista "favorito" que de manera fanática han elevado a un nivel de Dios –Jacques-Marie Émile Lacan o Sigmund Freud por mencionar sólo algunos–, donde sus teorías son intachables, ajenas a cualquier error o corrección. Estos "profesionales" me recuerdan a los creyentes ortodoxos de los "Doce Pasos" (AA, DA, NA...) que suelen decir que su programa es "perfecto", a tal grado que se asemeja a la servil imitación observada en los infantes hacia con los adultos››. 
Por otra parte, el reciente graduado en la salud mental que se enfrenta a su analista didáctico también puede enmarañarse en una neurosis de trasferencia insoluta, tales reacciones "trasferencias de entrenamiento" pueden tener efectos gravemente perturbadores en el psicoanalista inexperto.

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