Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Las madres dominantes y destructivas exigen la sumisión incondicional de los hijos entorpeciendo gravemente el sano desarrollo de estos.

En la crianza de los hijos existen dos factores que influyen decisivamente en la relación entre los sexos, el cultural y el económico. El primero es el choque subyacente entre el patriarcado y un matriarcado engañosamente fuerte, de hombres tradicionalistas contra mujeres profundamente resentidas que sacan fuerzas de las actividades revolucionarias en el mundo moderno, como lo es el "feminismo" o la "liberación sexual femenina".
Las mujeres en rebelión, atacan y socavan la hombradía de los maridos, que son ridiculizados hasta el extremo y la de los hijos, que son mimados en exceso, y como, debido a su carácter, por lo general son más fuertes que el hombre, pueden ser despiadadas en su rebelión.
El segundo factor es socio-económico. La falta de trabajo bien remunerado y la dificultad a que se enfrentan los hombres para sostener a su familia y el sentirse necesarios dentro de la casa origina que en esas condiciones se favorezca un hogar matriarcal.
En estas circunstancias la falta de capacidad económica del hombre y el carácter de orientación acumulativa de las mujeres, las lleva a destruir el carácter del padre y de los hijos varones, porque al igual que el amor ideal de una madre es incondicional, las madres dominantes y destructivas exigen la sumisión incondicional de los hijos entorpeciendo gravemente el sano desarrollo de estos.

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