Si un sujeto capaz de efectuar normalmente el acto sexual durante cierto tiempo pierde esta facultad bajo el efecto de una causa ansiógena cualquiera (miedo a una infección, a la enfermedad, excitación sexual demasiado intensa, etcétera ), podemos suponer que subsisten en él complejos sexuales infantiles rechazados. De ese modo el efecto excepcionalmente intenso, patológico, del agente patógeno, es debido al afecto unido a tales complejos y desplazado hacia la reacción actual.
Entre las causas patógenas que determinan la impotencia psicosexual, ocupan un puesto privilegiado la fijación incestuosa y la humillación sexual infantil.
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