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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

sábado, 19 de noviembre de 2016

La plenitud sexual es imposible.

La promesa que manifiestan generalmente los psicólogos, terapeutas sexuales, psiquiatras, etcétera que podemos alcanzar una sexualidad "plena" se encuentra basada en las fantasías del propio analista porque sencillamente es un ideal que jamás se alcanzará. En cambio para el psicoanálisis tiene una connotación diferente, Jacques-Marie Émile Lacan radicalizó la idea planteada primeramente por Sigmund Freud que la concreto en una sola frase: "La relación sexual es imposible". Lo que implica asumir —lamentablemente— que el sujeto presentará siempre algún tipo de síntoma* en su sexualidad, entendida en su sentido más amplio, el que incluye la relación con el cuerpo del partenaire y también con el propio.

*Síntoma: En la obra de Jacques-Marie Émile Lacan la palabra “síntoma” se refiere por lo general a los síntomas neuróticos, es decir, a las manifestaciones perceptibles de la neurosis, y no de las otras estructuras clínicas. Por lo tanto, las manifestaciones de las psicosis, como las alucinaciones y los delirios, no son habitualmente llamadas síntomas sino fenómenos, mientras que la perversión se manifiesta en actos perversos. Lacan sigue a Freud al afirmar que los síntomas neuróticos son formaciones del inconsciente, y que siempre constituyen una transacción entre dos deseos conflictivos, la originalidad de Lacan reside en que entiende los síntomas neuróticos en términos lingüísticos: “El síntoma se resuelve enteramente en un análisis del lenguaje, porque el síntoma está en sí mismo estructurado como un lenguaje” (Jacques-Marie Émile Lacan: Escritos I. Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. 1953).

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