En el sujeto "normal" podemos observar la dependencia a desplazar sobre otro y sobre el exterior lo que resulta penoso de soportar para él; también en el paranoico podemos ver que se consuela expulsando de su Yo los complejos intolerables, elaborando sensaciones a partir de sentimientos, y del mundo exterior a partir de una fracción de Yo. En lugar de reconocer su amor, su odio o su envidia —sentimientos que rechaza su consciencia generalmente por razones morales—, tales pensamientos de amor y de odio le son inspirados, bajo falsas apariencias por seres invisibles, o bien se desarrollan ante sus ojos, simbólicamente, en visiones fantásticas, o incluso se le aparecen en los rasgos o en los gestos de los demás. Verbigracia estos sujetos pueden reprochar a su partenaire que su amigo o compañero de trabajo es su amante, cuando en realidad él está más interesado en el amante por el aspecto homosexual que este representa de forma inconsciente.
Llamamos proyección en el campo del psicoanálisis a este modo de defensa constatado en la paranoia, pues, de hecho, no es más que la proyección de afectos del Yo sobre el mundo exterior.
Concluyamos que el sujeto paranoico expulsa de su Yo las representaciones que se han convertido en insoportables, simplemente mediante la proyección.
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