¡Y la ilusión de la mujer al creer que te ofrece el olvido cuando lo único que hace es confirmar tu alejamiento de todas las cosas! Émile Michel Cioran.
En la novela de William Shakespeare Hamlet no desea ser Edipo de la obra de Sófocles, él es Hamlet Príncipe de Dinamarca. ¿Y qué desea entonces Hamlet? ¿Qué diferencia hay entre lo que quiere Hamlet y Edipo? Hamlet quiere casarse con una hermosa joven y es ahí donde aparece Ofelia como una mujer encantadora, en un intento fallido de escapar del estrago materno sin fondo, abismo insondable que ninguna fémina lo salvaguarda. ¿Qué le impide a Hamlet alcanzar este ideal, qué es lo que le cierra el camino, para encontrar en Ofelia el objeto que encause su deseo? Él sin duda la quiere, porque se trata de la coartada ideal. Lo ayuda a desviarse de su horror frente a la castración materna, condición necesaria, sin embargo, para la constitución del objeto femenino como objeto causa del deseo.
Es precisamente ahí donde Sigmund Freud propuso una suerte de negociación, y por lo tanto un precio a pagar. El reconocimiento de la castración materna para Freud inaugura la división de la vida amorosa, entre el ideal que pese a serlo conserva las huellas de la madre deseada y prohibida, y los objetos sexuales degradados. La solución freudiana separa a la madre de la mujer. El instante de la mirada infantil que descubre la castración, funda la división entre el “Ideal” y el “Objeto”, entre madre y mujer. Pero el problema de Hamlet es precisamente que se siente imposibilitado para separarlas, no puede adoptar la solución freudiana.
La confrontación con la madre sexuada es siempre terrorífica, pero ¿Depende de la Función Paterna , esa función de «dar la castración», en la cual por alguna razón que ignoramos, el padre de Hamlet habría fallado? Edipo sin saberlo se casa con su madre; Hamlet en cambio la acusa, se ensaña con ella, y entonces le resulta amenazante acercarse a cualquier otra mujer, errando intencionalmente siempre para no conformar un vínculo. Al huir del incesto queda atrapado en él, obsesionado por la sexualidad materna, y al quedar atrapado en el miedo que ésta le produce, no podrá sino escaparse, de Ofelia o de cualquier otra joven.
En la novela de William Shakespeare Hamlet no desea ser Edipo de la obra de Sófocles, él es Hamlet Príncipe de Dinamarca. ¿Y qué desea entonces Hamlet? ¿Qué diferencia hay entre lo que quiere Hamlet y Edipo? Hamlet quiere casarse con una hermosa joven y es ahí donde aparece Ofelia como una mujer encantadora, en un intento fallido de escapar del estrago materno sin fondo, abismo insondable que ninguna fémina lo salvaguarda. ¿Qué le impide a Hamlet alcanzar este ideal, qué es lo que le cierra el camino, para encontrar en Ofelia el objeto que encause su deseo? Él sin duda la quiere, porque se trata de la coartada ideal. Lo ayuda a desviarse de su horror frente a la castración materna, condición necesaria, sin embargo, para la constitución del objeto femenino como objeto causa del deseo.
Es precisamente ahí donde Sigmund Freud propuso una suerte de negociación, y por lo tanto un precio a pagar. El reconocimiento de la castración materna para Freud inaugura la división de la vida amorosa, entre el ideal que pese a serlo conserva las huellas de la madre deseada y prohibida, y los objetos sexuales degradados. La solución freudiana separa a la madre de la mujer. El instante de la mirada infantil que descubre la castración, funda la división entre el “Ideal” y el “Objeto”, entre madre y mujer. Pero el problema de Hamlet es precisamente que se siente imposibilitado para separarlas, no puede adoptar la solución freudiana.
La confrontación con la madre sexuada es siempre terrorífica, pero ¿Depende de la Función Paterna , esa función de «dar la castración», en la cual por alguna razón que ignoramos, el padre de Hamlet habría fallado? Edipo sin saberlo se casa con su madre; Hamlet en cambio la acusa, se ensaña con ella, y entonces le resulta amenazante acercarse a cualquier otra mujer, errando intencionalmente siempre para no conformar un vínculo. Al huir del incesto queda atrapado en él, obsesionado por la sexualidad materna, y al quedar atrapado en el miedo que ésta le produce, no podrá sino escaparse, de Ofelia o de cualquier otra joven.