“Sentirse fracasado es peor que sentirse humillado. De la humillación nace el coraje; del fracaso el suicidio”. Anónimo.
La conducta que despliega el sujeto para humillar al otro, bajo cualquier circunstancia y por mínima que sea es una manifestación del odio subyacente e integrado en sus rasgos de carácter que es mediado por el Superyó; por ejemplo un sujeto con “Estructura Neurótica” obsesivo-compulsivo necesita controlar y dominar a los otros para sentirse protegido de los estallidos agresivos amenazantes de rebelión y caos que reinan en la profundidad de su inconsciente contra sí mismo, podemos asegurar que tiene un Superyó punitivo e inclemente; de este modo actúa contra el objeto proyectando sus propios aspectos inaceptables y reprimidos de sí mismo, en un nivel relativamente alto del funcionamiento psíquico. Por ejemplo si este sujeto tacha de estúpido al camarero por la demora del servicio es porque él se siente realmente estulto o padece un pánico obsesivo de llegar a serlo.
La fijación a objetos odiados específicos puede verse a lo largo de todo el espectro psicopatológico e ilustra, a veces casi de modo caricaturesco, el gran apego al enemigo o perseguidor, esto se puede observar en muchas relaciones de pareja. En este contexto existe similitud (que podría representar el origen) con los afectos básicos de la ira y la excitación sexual sentidos en la fase simbiótica (madre-infante) donde la mirada sostenida del infante hacia su progenitora existe por igual en condiciones de odio extremo e intenso amor.
La conducta que despliega el sujeto para humillar al otro, bajo cualquier circunstancia y por mínima que sea es una manifestación del odio subyacente e integrado en sus rasgos de carácter que es mediado por el Superyó; por ejemplo un sujeto con “Estructura Neurótica” obsesivo-compulsivo necesita controlar y dominar a los otros para sentirse protegido de los estallidos agresivos amenazantes de rebelión y caos que reinan en la profundidad de su inconsciente contra sí mismo, podemos asegurar que tiene un Superyó punitivo e inclemente; de este modo actúa contra el objeto proyectando sus propios aspectos inaceptables y reprimidos de sí mismo, en un nivel relativamente alto del funcionamiento psíquico. Por ejemplo si este sujeto tacha de estúpido al camarero por la demora del servicio es porque él se siente realmente estulto o padece un pánico obsesivo de llegar a serlo.
La fijación a objetos odiados específicos puede verse a lo largo de todo el espectro psicopatológico e ilustra, a veces casi de modo caricaturesco, el gran apego al enemigo o perseguidor, esto se puede observar en muchas relaciones de pareja. En este contexto existe similitud (que podría representar el origen) con los afectos básicos de la ira y la excitación sexual sentidos en la fase simbiótica (madre-infante) donde la mirada sostenida del infante hacia su progenitora existe por igual en condiciones de odio extremo e intenso amor.
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