“Nada es más grato al espíritu del hombre que el poder de la dominación”. Joseph Addison.
El triunfo que ha tenido la psiquiatría, sexología y sobre todo la criminología en las últimas décadas, que toman de manera indiscriminada al perverso como un simple enfermo a curar, llámese onanista, travestí, exhibicionista, transgénero, necrófilo, pederasta, coprófilo, sádico, masoquista, etcétera.
La nueva ciencia que le podríamos llamar “neurocracia”, obsesionada por el control biológico del ser humano, elabora las clasificaciones de las “enfermedades mentales” que minan los fundamentos simbólicos de la sociedad.
Terminar con la perversión, sigue siendo en la actualidad un proyecto psiquiátrico que —como escribía Michael Foucault— tiene que ver con el dominio autoritario de las conciencias por parte de los grupos de poder, para mantener los privilegios y la dominación de las instituciones religiosa, política y sobre todo de la industria farmacéutica, sobre la sociedad.
El triunfo que ha tenido la psiquiatría, sexología y sobre todo la criminología en las últimas décadas, que toman de manera indiscriminada al perverso como un simple enfermo a curar, llámese onanista, travestí, exhibicionista, transgénero, necrófilo, pederasta, coprófilo, sádico, masoquista, etcétera.
La nueva ciencia que le podríamos llamar “neurocracia”, obsesionada por el control biológico del ser humano, elabora las clasificaciones de las “enfermedades mentales” que minan los fundamentos simbólicos de la sociedad.
Terminar con la perversión, sigue siendo en la actualidad un proyecto psiquiátrico que —como escribía Michael Foucault— tiene que ver con el dominio autoritario de las conciencias por parte de los grupos de poder, para mantener los privilegios y la dominación de las instituciones religiosa, política y sobre todo de la industria farmacéutica, sobre la sociedad.
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