“El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida”. Platón.
La pareja con estilo de vida Swinger está compuesta de un sujeto con Estructura Perversa y el otro con Estructura Neurótica, éste último intenta, a manera de parodia, proyectarse en la Estructura Perversa que tiene su partenaire.
Si el sujeto con Estructura Perversa se ubica imaginariamente como causa del deseo y de la división subjetiva del otro, el sádico y el masoquista no son –ni podrían ser jamás– complementarios, porque al participar de la misma estructura, ambos se ubicarían como “objetos de deseo” simultáneamente respecto del otro queriendo dividirlo, por la cual no se pueden complementar, por lo tanto el partenaire del perverso no podría ser, así, otro perverso, sino más bien un sujeto con Estructura Neurótica.
Ahora bien, el sujeto con Estructura Perversa está en la posición de objeto –de Goce– y quien detenta la Estructura Neurótica en la posición de sujeto –dividido– (Néstor Braunstein).
El prejuicio según el cual el perverso Goza sin represión es una fantasía neurótica: Ninguna pareja, donde ambos tienen Estructura Perversa puede sostenerse.
En la pareja con estilo de vida Swinger representa únicamente para uno de ellos, el punto culminante de la anhelada fantasía del Goce que desea concretar. Esta fantasía parte del sujeto con Estructura Neurótica que pretende «imitar parodiando» a la Estructura Perversa de su partenaire y con ello deshacerse de sus inhibiciones, que le son propias.
Por el otro lado el sujeto con Estructura Perversa no es que carezca del Complejo de Castración, lo tiene, sólo que lo “desmiente”, obviamente para desmentir primeramente debe reconocerlo (ya lo sé, pero aun así…). La “desmentida” recae sobre la castración, así el fantasma que se coloca en el perverso es por lo tanto un fantasma encubridor, la construcción especular de un Yo que se representa a sí mismo como sujeto supuesto saber-gozar (Néstor Braunstein).
El perverso sabe bien que el Goce debe ser renunciado, y aun así hará lo imposible por lograrlo (posición engañada), colocándolo irremediablemente en la posición de un esclavo. El fantasma del perverso, encubridor del Yo que trata como objeto al otro de su acción revela, más allá de lo imaginario, que sucede lo contrario: “[…] es el perverso quien es el objeto y su víctima quien es el sujeto… Y el perverso, él mismo queriendo ser el dueño de la situación, imaginando serlo, es el objeto de su pasión” (Néstor Braunstein).
Los sujetos que práctican el estilo de vida Swinger no están posicionados ambos en la Estructura Perversa sino únicamente uno de ellos mientras el otro se ubica en la Estructura Neurótica, éste último no Goza sin límite y sin “Falta”.
La supuesta pareja sadomasoquista donde ambos tienen Estructura Perversa no existe, es un malentendido de algunos psicoanálistas, en tanto no se pueden complementar al posicionarse ambos frente al otro como objeto que divide subjetivamente al sujeto, cuestión que acontece también en la pareja Swinger. En ambas parejas existe el reconocimiento del otro como un simple instrumento de Goce, aunque en la práctica Swinger el instrumento de Goce es sutilmente disimulado.
En el estilo de vida Swinger se tiene el prejuicio que únicamente se trata de un intercambio de pareja pero pocas veces sucede así, ya que existen diversas conductas que se despliegan durante el encuentro: voyerismo, exhibicionismo, trío o sexo grupal… donde no participan activamente los cuatro integrantes de las dos parejas de manera exclusiva. Y aunque es cierto que existen reglas para la práctica Swinger y sadomasoquista o incluso en la prostitución, no por ser «actos consensuados», están exentos de la Estructura Perversa que lo caracteriza.
El perverso reconoce y respeta, en general, el orden simbólico, por lo que uno de los integrantes de la pareja con estilo de vida Swinger se posiciona, sin lugar a dudas en esta Estructura, pues no es la actuación lo que diferencia las Estructuras sino la posición de las fantasías conscientes o inconscientes que el sujeto mantiene durante la actuación. La diferencia radica en que mientras el perverso Goza en presente acentuando, forzando la división subjetiva del otro, superando los límites del pudor y el asco, el neurótico cuando incursiona en el campo de la perversión se caracteriza más por el remordimiento ulterior (muchas mujeres que llevaron a cabo la experiencia Swinger y posteriormente se retiraron, lo padecen) Aquí cabe una pregunta interesante, sí el Goce es pleno en el intercambio Swinger ¿Por qué razón algunos abandonan ese estilo de vida?
La posición del neurótico y del perverso no es idéntica. En el caso de éste último, el ritual debe estar perfectamente precisado por el contrato, nada de lo real debe filtrarse en el montaje. “El perverso promulga otra ley, una ley categórica y apática que es ordenada por el Goce como bien supremo […] procura el Goce sin pasar por el deseo, «aboliendo así la corriente de la ternura» (Néstor Braunstein). En los intercambios Swinger la «ternura» no forma parte del encuentro.
Cabe también señalar la posición que toma el sujeto que recurre frecuentemente a las prostitutas, donde por una retribución económica recibe a cambio el cuerpo de ella, aunque esto no significa que siempre culmina en una penetración vaginal, ya que su Goce puede derivar de alguna otra actividad con ella. Aquí la relación sexual perversa es «consensuada», lo que significa que en ningún momento es violenta.
Se tiene la creencia popular que los sujetos con Estructura Perversa son exclusivamente los violadores, pederastas, etcétera, además que utilizan la violencia e intimidación hacia el otro para alcanzar su Goce, aunque esto es cierto, también es cierto que los perversos pueden actuar en «relaciones sexuales consensuadas», por decirlo de alguna manera, por ejemplo en la práctica Swinger, sadomasoquista o la prostitución. Lo que importa para el psicoanálisis, para diferenciar las tres Estructuras psíquicas, no es tanto la acción que despliega el sujeto sino sus fantasías subyacentes que envuelven el acto.
El libertinaje que se les atribuye al tipo de parejas mencionadas es sólo una fantasía del sujeto neurótico cuyo fundamento es la ilusión que otros «realmente Gozan y sobre todo sin castración», lo cual no es sino la posición engañada tanto del neurótico como del perverso, éste último que desmiente, que reniega la castración, porque de hecho sabe que existe y está estorbado subjetivamente por ella.
En el sujeto con Estructura Perversa, el deseo y el Goce radican en que él es la causa por la que el otro se divide; necesita un partenaire que experimente la división subjetiva como efecto de la manipulación perversa. El perverso llegará a ser así (al menos en lo Imaginario) el físico nuclear de la libido.
El estilo de vida Swinger se presenta como una práctica ritualizada, al igual que la pareja sadomasoquista, donde efectivamente existe forzamiento de la división subjetiva de uno de los partenaires. Además están presentes, sin lugar a dudas, la instigación, inducción, persuasión, convencimiento…, por lo menos transitoriamente, con lo que se «autorizan» las formas y posibilidades de intercambio sexual.
Algo muy cierto dijo Néstor Braunstein, si todos consienten, la perversión se esfuma.
La pareja con estilo de vida Swinger está compuesta de un sujeto con Estructura Perversa y el otro con Estructura Neurótica, éste último intenta, a manera de parodia, proyectarse en la Estructura Perversa que tiene su partenaire.
Si el sujeto con Estructura Perversa se ubica imaginariamente como causa del deseo y de la división subjetiva del otro, el sádico y el masoquista no son –ni podrían ser jamás– complementarios, porque al participar de la misma estructura, ambos se ubicarían como “objetos de deseo” simultáneamente respecto del otro queriendo dividirlo, por la cual no se pueden complementar, por lo tanto el partenaire del perverso no podría ser, así, otro perverso, sino más bien un sujeto con Estructura Neurótica.
Ahora bien, el sujeto con Estructura Perversa está en la posición de objeto –de Goce– y quien detenta la Estructura Neurótica en la posición de sujeto –dividido– (Néstor Braunstein).
El prejuicio según el cual el perverso Goza sin represión es una fantasía neurótica: Ninguna pareja, donde ambos tienen Estructura Perversa puede sostenerse.
En la pareja con estilo de vida Swinger representa únicamente para uno de ellos, el punto culminante de la anhelada fantasía del Goce que desea concretar. Esta fantasía parte del sujeto con Estructura Neurótica que pretende «imitar parodiando» a la Estructura Perversa de su partenaire y con ello deshacerse de sus inhibiciones, que le son propias.
Por el otro lado el sujeto con Estructura Perversa no es que carezca del Complejo de Castración, lo tiene, sólo que lo “desmiente”, obviamente para desmentir primeramente debe reconocerlo (ya lo sé, pero aun así…). La “desmentida” recae sobre la castración, así el fantasma que se coloca en el perverso es por lo tanto un fantasma encubridor, la construcción especular de un Yo que se representa a sí mismo como sujeto supuesto saber-gozar (Néstor Braunstein).
El perverso sabe bien que el Goce debe ser renunciado, y aun así hará lo imposible por lograrlo (posición engañada), colocándolo irremediablemente en la posición de un esclavo. El fantasma del perverso, encubridor del Yo que trata como objeto al otro de su acción revela, más allá de lo imaginario, que sucede lo contrario: “[…] es el perverso quien es el objeto y su víctima quien es el sujeto… Y el perverso, él mismo queriendo ser el dueño de la situación, imaginando serlo, es el objeto de su pasión” (Néstor Braunstein).
Los sujetos que práctican el estilo de vida Swinger no están posicionados ambos en la Estructura Perversa sino únicamente uno de ellos mientras el otro se ubica en la Estructura Neurótica, éste último no Goza sin límite y sin “Falta”.
La supuesta pareja sadomasoquista donde ambos tienen Estructura Perversa no existe, es un malentendido de algunos psicoanálistas, en tanto no se pueden complementar al posicionarse ambos frente al otro como objeto que divide subjetivamente al sujeto, cuestión que acontece también en la pareja Swinger. En ambas parejas existe el reconocimiento del otro como un simple instrumento de Goce, aunque en la práctica Swinger el instrumento de Goce es sutilmente disimulado.
En el estilo de vida Swinger se tiene el prejuicio que únicamente se trata de un intercambio de pareja pero pocas veces sucede así, ya que existen diversas conductas que se despliegan durante el encuentro: voyerismo, exhibicionismo, trío o sexo grupal… donde no participan activamente los cuatro integrantes de las dos parejas de manera exclusiva. Y aunque es cierto que existen reglas para la práctica Swinger y sadomasoquista o incluso en la prostitución, no por ser «actos consensuados», están exentos de la Estructura Perversa que lo caracteriza.
El perverso reconoce y respeta, en general, el orden simbólico, por lo que uno de los integrantes de la pareja con estilo de vida Swinger se posiciona, sin lugar a dudas en esta Estructura, pues no es la actuación lo que diferencia las Estructuras sino la posición de las fantasías conscientes o inconscientes que el sujeto mantiene durante la actuación. La diferencia radica en que mientras el perverso Goza en presente acentuando, forzando la división subjetiva del otro, superando los límites del pudor y el asco, el neurótico cuando incursiona en el campo de la perversión se caracteriza más por el remordimiento ulterior (muchas mujeres que llevaron a cabo la experiencia Swinger y posteriormente se retiraron, lo padecen) Aquí cabe una pregunta interesante, sí el Goce es pleno en el intercambio Swinger ¿Por qué razón algunos abandonan ese estilo de vida?
La posición del neurótico y del perverso no es idéntica. En el caso de éste último, el ritual debe estar perfectamente precisado por el contrato, nada de lo real debe filtrarse en el montaje. “El perverso promulga otra ley, una ley categórica y apática que es ordenada por el Goce como bien supremo […] procura el Goce sin pasar por el deseo, «aboliendo así la corriente de la ternura» (Néstor Braunstein). En los intercambios Swinger la «ternura» no forma parte del encuentro.
Cabe también señalar la posición que toma el sujeto que recurre frecuentemente a las prostitutas, donde por una retribución económica recibe a cambio el cuerpo de ella, aunque esto no significa que siempre culmina en una penetración vaginal, ya que su Goce puede derivar de alguna otra actividad con ella. Aquí la relación sexual perversa es «consensuada», lo que significa que en ningún momento es violenta.
Se tiene la creencia popular que los sujetos con Estructura Perversa son exclusivamente los violadores, pederastas, etcétera, además que utilizan la violencia e intimidación hacia el otro para alcanzar su Goce, aunque esto es cierto, también es cierto que los perversos pueden actuar en «relaciones sexuales consensuadas», por decirlo de alguna manera, por ejemplo en la práctica Swinger, sadomasoquista o la prostitución. Lo que importa para el psicoanálisis, para diferenciar las tres Estructuras psíquicas, no es tanto la acción que despliega el sujeto sino sus fantasías subyacentes que envuelven el acto.
El libertinaje que se les atribuye al tipo de parejas mencionadas es sólo una fantasía del sujeto neurótico cuyo fundamento es la ilusión que otros «realmente Gozan y sobre todo sin castración», lo cual no es sino la posición engañada tanto del neurótico como del perverso, éste último que desmiente, que reniega la castración, porque de hecho sabe que existe y está estorbado subjetivamente por ella.
En el sujeto con Estructura Perversa, el deseo y el Goce radican en que él es la causa por la que el otro se divide; necesita un partenaire que experimente la división subjetiva como efecto de la manipulación perversa. El perverso llegará a ser así (al menos en lo Imaginario) el físico nuclear de la libido.
El estilo de vida Swinger se presenta como una práctica ritualizada, al igual que la pareja sadomasoquista, donde efectivamente existe forzamiento de la división subjetiva de uno de los partenaires. Además están presentes, sin lugar a dudas, la instigación, inducción, persuasión, convencimiento…, por lo menos transitoriamente, con lo que se «autorizan» las formas y posibilidades de intercambio sexual.
Algo muy cierto dijo Néstor Braunstein, si todos consienten, la perversión se esfuma.
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