En la repulsión a los hombres radica la condición primordial de la mujer histérica, según Sigmund Freud señala al respecto: “... toda persona que en ocasión de una excitación sexual experimenta sentimientos preponderante o exclusivamente displacenteros”. Esta subversión de los afectos será explicada básicamente por la acción del mecanismo de represión, que produce una metamorfosis tal, que en lugar de deseo se manifiesta lo contrario, asco, repugnancia, rechazo, aburrimiento... La razón fundamental que dispara la represión surge del carácter incestuoso y prohibido de los deseos que se dirigen hacia el padre, o la madre.
La sexualidad infantil, los actos masturbatorios, los deseos sexuales actuales, las fantasías de embarazo y parto, etcétera entran en conflicto con las ideas morales, los sentimientos filiales y la culpa proveniente del Complejo de Edipo encuentran como única solución la represión de toda manifestación sexual en la histérica. Los síntomas somáticos que presenta: asma, jaqueca, tos, afonía... aparecen por el bloqueo de los deseos incestuosas a la conciencia, y se abren camino hacia su pronta satisfacción por medio de la sustitución fantasmática.
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