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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

domingo, 25 de junio de 2017

El embarazo como venganza en la adolescencia.

Podemos observar que algunas madres se enorgullecen y hacen alarde de sus hijos varones adolescentes y obtienen una satisfacción narcisista cuando por equivocación los demás atribuyen una relación de pareja entre ellos; pero las mismas progenitoras, cuando van en compañía de sus hijas adolescentes y atractivas, se sienten disminuidas en su narcisismo e ignoradas por los hombres que halagan a sus hijas.
La belleza radiante de los cuerpos de las jóvenes se hace aun más evidente a medida que sus madres envejecen. Surge entonces una tremenda competitividad consciente o no, especialmente si las madres se aproximan a la menopausia.
En el caso del hijo varón adolescente, al compararse con su padre, puede llegar a sentirse insuficiente y disminuido, pero en última instancia acepta que sea el padre quien vaya al frente. El padre rara vez compite con sus hijo varón de una forma tan abierta como lo hace la madre con su hija adolescente.
Al adolescente (hombre) le resulta más fácil que a la adolescente (mujer) transferir a otra fémina la afición que siente por su madre, ya que durante su infancia del varón su madre fue el primer objeto amoroso. Mientras que la niña debió transferir su apego de la madre al padre.
Si durante el Complejo de Edipo el padre rechazo a su hija o fue apático con ella, posiblemente esta niña intente vengarse inconscientemente de ese desamor sufrido por el rechazo paterno, embarazándose en los primeros años de su adolescencia.

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