En una mujer que durante su niñez no tuvo una relación satisfactoria con su madre que tolerara su sexualidad, quedará como una experiencia dolorosa —misma que puede reprimir y arrinconarse en el inconsciente— sobre esa madre hostil y rechazadora que interfirió en el desarrollo temprano de su sensualidad corporal y, más tarde, el amor al padre, puede generar una culpa inconsciente exagerada que repercutirá en la edad adulta en sus relaciones sexuales con su partenaire, y en un compromiso afectivo profundo.
En estas circunstancias, el cambio normal de objeto por parte de la niña, que pasa de la madre al padre durante el Complejo de Edipo queda distorsionado inconscientemente, y la relación con los hombres se convierte regularmente en sadomasoquista. Pero si desarrolla una estructura narcisista de la personalidad, es posible que esta mujer exprese su intensa envidia inconsciente a los hombres por medio de una desvalorización defensiva constante de su pareja a quien ama, o bien que manifieste un distanciamiento emocional, o quizás puede expresar una promiscuidad de raíz narcisista equiparable a la de los hombres narcisistas.
La experiencia que tenga la niña de un padre edípico inaccesible, sádico, sexualmente rechazador, o bien seductor y tentador exacerba estos conflictos tempranos y sus efectos sobre la vida amorosa de la mujer en su edad adulta.
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