La exploración que lleva a cabo la niña sobre su cuerpo, no únicamente la encamina a la masturbación de la zona clitoridiana-vulvar; sino también a una masturbación nasal, oral, anal y umbilical, siendo esta última la cual despierta sensaciones ventrales internas vinculadas con el meato urinario y con la vulva. Finalmente podemos observar la masturbación menos común, la del pezón, que muy posiblemente surja como resultado de apaciguar dolores profundos y ansiedades sentidas como castradoras. Cabe señalar de manera enfática que la curiosidad y los descubrimientos de sensaciones autónomas, que la niña se da a sí misma, no se deben reprochar ni tampoco estimular cuando son verbalizadas ante la madre o algún otro adulto.
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