Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 8 de junio de 2017

El engaño y la sinceridad en la pareja.

Un aspecto importante de la escenificación de los conflictos del Superyó en la relación de pareja es el despliegue de «engaños», estos tienen regularmente la función de servir como protección ante la agresión real o fantaseada del otro, o bien ocultar o mantener bajo control la propia agresión contra el partenaire, aunque el engaño es en sí mismo una forma sutil de agresión.
El engaño puede aparecer como reacción a ataques temidos del partenaire, que a su vez pueden ser reales o reflejar una proyección del Superyó. Cuando un esposo dice: “No puedo decirle esto a mi mujer, nunca me perdonaría”, quizás esté en lo cierto, en relación con el Superyó infantil de la esposa, o quizá lo piense porque él mismo proyecta sobre ella su propio Superyó infantil. También es posible que ambos estén presos en una estructura superyoica conjunta: una pareja sucumbe a veces a la colusión autodestructiva que deriva de su sumisión a un Superyó sádico conjunto. El engaño puede servir asimismo para proteger al otro de la lesión narcisista, los celos o la decepción, aunque la «sinceridad absoluta» suele ser en ciertas circunstancias una agresión racionalizada.
La ambivalencia que por lo común está bajo control en las interacciones sociales puede desenfrenarse en las íntimas, por decir una inflexión de la voz o un cambio de expresión facial tienen el potencial para generar una rápida escalada y un conflicto serio, aunque el estímulo original haya sido relativamente inocuo. A menudo los miembros de la pareja no tienen plena conciencia de lo bien que se conocen, de lo bien que cada uno puede “leer” el pensamiento del otro.

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