Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 8 de junio de 2017

El Deseo, concepto. Jacques-Marie Émile Lacan.

A partir de la línea de la hipótesis de Sigmund Freud, según la cual el “deseo” pone en movimiento el aparato psíquico de acuerdo con la percepción de lo agradable y de lo desagradable, Jacques-Marie Émile Lacan ubica el “Deseo” en la carencia esencial que el niño experimenta una vez separado de la madre. Al no poder satisfacer esta falta, el deseo será llevado hacia sustitutos de la madre que la “Ley Paterna” prohíbe, para impedir la identificación del niño con la madre. Reprimida, desconocida, la pulsión es sustituible por un símbolo que encuentra su expresión en la demanda de conocer, de poseer. Las demandas, siempre insatisfechas, remiten a los deseos siempre reprimidos, y estos deseos se entretejen en una trama sin fines de asociación. El ejemplo de la anorexia mental, o rechazo de la nutrición, puede ilustrar esta implicación entre necesidad, deseo y demanda. La solicitud del niño de alimento manifiesta una necesidad orgánica, pero, más profundamente, se puede rastrear a una demanda de amor. La madre puede entender la verdadera demanda y abrazar al niño, negándole la comida, o bien puede creer simplemente en la necesidad y disponer la comida sin haber comprendido la verdadera demanda. Atiborrar al niño, satisfacer sus necesidades o impedirlas más acá y más allá de su demanda, lleva a sofocar la demanda de amor. La única salida para el niño, entonces, es rechazar el alimento para hacer brotar, por vías negativas, sus demandas de amor: “Es el niño al que alimentan con más amor –escribe Lacan– el que rechaza el alimento y juega con su rechazo como un deseo (anorexia mental). Confines donde se capta como en ninguna otra parte que el odio paga al amor, pero donde es la ignorancia la que no se perdona”. De esta forma Lacan ubica al deseo entre la necesidad y la demanda, distinguiéndolo de la primera porque la necesidad mira hacia un objeto específico y se satisface con éste, y de la segunda porque, al exigir un reconocimiento absoluto, el deseo trata de imponerse sin considerar al “otro” al cual se dirige la demanda.

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