Se puede observar en las relaciones de pareja que tienen los hombres narcisistas, la típica dicotomía de la “madre virgen” y la “madre prostituta” que coexisten en su inconsciente y se mantiene como pauta durante toda la vida. En la medida en que esta pauta se adecua a la doble moral culturalmente tolerada y alentada de las sociedades patriarcales, la psicopatología narcisista masculina se ve culturalmente reforzada como lo es la psicopatología masoquista femenina en las relaciones amorosas.
Aunque con el transcurso de los años el aburrimiento sexual pasa a prevalecer en los sujetos narcisistas masculinos, algunos continúan utilizando los encuentros sexuales para desplegar su intensa ambivalencia respecto de las mujeres (madre-virgen, madre-prostituta), con una búsqueda simultánea de gratificación sexual, venganza sádica, incluso reiteración masoquista compulsiva de la frustración causada por la madre en su temprana infancia, convergiendo el narcisismo y el masoquismo.
El personaje de “Don Juan” refleja un amplio espectro de la psicopatología narcisista masculina. En un extremo, el Don Juan puede ser un hombre que desesperadamente necesita seducir a las mujeres y se siente impulsado a una relación sexual que provoca la frustración o humillación de la fémina de esa elección momentánea; la seducción es casi consciente y manipulativamente agresiva, y abandonar a la mujer constituye un alivio agradable (se salvaguarda de la castración). O bien la intensa búsqueda compulsiva de nuevas aventuras por parte de Don Juan deriva de una idealización de las mujeres y el deseo en encontrar una que no lo decepcione.
“En el extremo más sano de este espectro, el Don Juan tiene una mezcla de rasgos narcisistas e infantiles; es un hombre-niño con características afeminadas, que seduce a las mujeres precisamente por su falta de masculinidad amenazante”.
Durante el psicoanálisis se vislumbra que este tipo de sujetos reniegan inconscientemente la envidia y el temor al padre poderoso, y la rivalidad con él, además tienen la fantasía que su “pequeño pene” es perfectamente satisfactorio para la madre (Janine Chasseguet-Smirgel). Sus aventuras sexuales representan una manera de satisfacer la fantasía de que él, el niño pequeño, es el favorito de la madre, y todo lo que ella necesita. Karl Müller-Braunschweig y Michael Fain han descrito cómo este Don Juan nunca deja de encontrar una mujer complementaria cuyo odio inconsciente al padre poderoso la lleva a idealizar al hombre infantil no amenazante.
Aunque con el transcurso de los años el aburrimiento sexual pasa a prevalecer en los sujetos narcisistas masculinos, algunos continúan utilizando los encuentros sexuales para desplegar su intensa ambivalencia respecto de las mujeres (madre-virgen, madre-prostituta), con una búsqueda simultánea de gratificación sexual, venganza sádica, incluso reiteración masoquista compulsiva de la frustración causada por la madre en su temprana infancia, convergiendo el narcisismo y el masoquismo.
El personaje de “Don Juan” refleja un amplio espectro de la psicopatología narcisista masculina. En un extremo, el Don Juan puede ser un hombre que desesperadamente necesita seducir a las mujeres y se siente impulsado a una relación sexual que provoca la frustración o humillación de la fémina de esa elección momentánea; la seducción es casi consciente y manipulativamente agresiva, y abandonar a la mujer constituye un alivio agradable (se salvaguarda de la castración). O bien la intensa búsqueda compulsiva de nuevas aventuras por parte de Don Juan deriva de una idealización de las mujeres y el deseo en encontrar una que no lo decepcione.
“En el extremo más sano de este espectro, el Don Juan tiene una mezcla de rasgos narcisistas e infantiles; es un hombre-niño con características afeminadas, que seduce a las mujeres precisamente por su falta de masculinidad amenazante”.
Durante el psicoanálisis se vislumbra que este tipo de sujetos reniegan inconscientemente la envidia y el temor al padre poderoso, y la rivalidad con él, además tienen la fantasía que su “pequeño pene” es perfectamente satisfactorio para la madre (Janine Chasseguet-Smirgel). Sus aventuras sexuales representan una manera de satisfacer la fantasía de que él, el niño pequeño, es el favorito de la madre, y todo lo que ella necesita. Karl Müller-Braunschweig y Michael Fain han descrito cómo este Don Juan nunca deja de encontrar una mujer complementaria cuyo odio inconsciente al padre poderoso la lleva a idealizar al hombre infantil no amenazante.
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