La perversión que presenta el sujeto implica la distorsión y el mal uso de su realidad psíquica en el mundo externo, con lo que la verdad queda sepultada. La estructura perversa se denota como algo caricaturesco de las relaciones de objeto.
En el núcleo de la perversión existe una o varias fantasías inconscientes que pueden dirigirse de manera independiente, yuxtaponerse, cruzarse, etcétera. Verbigracia el aborto como fantasía en lugar de criar al recién nacido, que podría representar una forma de ataque o mutilación al interior del cuerpo de la madre.
En este marco de referencia, la perversidad no tiene relación con aspectos descriptivos de las elecciones sexuales, ya que puede estar igualmente presente o ausente en relaciones heterosexuales como homosexuales. Este enfoque está centrado con la posibilidad de comprender de manera más amplia la naturaleza de la perversidad como un aspecto de carácter, independientemente del comportamiento sexual o la elección; concentrándose en el ámbito de la realidad psíquica y los significados representados por diferentes estados de la mente. Por lo tanto, incluso cuando observamos a un comportamiento que aparece en la superficie de ser intrínsecamente perverso, todavía se debe enfrentar a un minucioso análisis clínico para llegar a comprender el significado interno, las relaciones de objeto en el inconsciente antes de diagnosticarlo como algo psicopatológico. Por lo que podría resultar más fácil imaginar relaciones homosexuales que cumplan el criterio de que la fantasía inconsciente es amorosa que las relaciones en las que predominan algunas prácticas fetichistas.
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