Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 14 de diciembre de 2017

La pulsión de muerte (Tánatos), psicoanálisis.

“Vivir es llegar y morir es volver”. Lao-Tsé.

La pulsión de muerte no es aceptado como tal por muchos psicoanálistas pasados y contemporáneos, por no cumplir aparentemente con todas las cualidades instintivas (origen, fuerza, objetivo y fin). Pero persiste una sensación metapsicológica —desde Viktor Tausk—, que la muerte está predeterminada filogenéticamente cual engranaje, de poseer la fuerza del estatismo y el retroceso y que ésta deviene en estructura —proceso—, con un claro objetivo e ineludible fin.
No debemos olvidar que las estructuras gobernadas por Tánatos —Superyó como ejemplo—, son organizaciones cuya tasa de cambio es lenta, mientras algunos piensan que son inmutables, pero los pronunciamientos son pálidos.
La mayoría de los autores —nos refiere André Green— “únicamente hablan de un narcisismo de vida y guardan silencio —el propio silencio que lo habita— sobre el narcisismo de muerte, presente en forma de abolición de las tensiones a nivel cero”.
Sí, con el transcurrir de decenas de años, la muerte va acechando al Self, corporal y psíquico, entonces es porque inicia su tarea final y decide concluir la misión; ahora se ha convertido en una fuerza dinámica superior al vivir. En esto ayudan el envejecimiento, las dificultades en el trabajo, las pérdidas objetales, los duelos no elaborados, la merma del poder, las heridas narcisistas, las enfermedades físicas, la ruptura de sobreidealizaciones, la consciencia fóbica de mortalidad, la extinción de la juventud, la intensificación de la envidia, la agonía del Ideal del Yo, las incisivas recriminaciones Superyoicas, el predominio de introyecciones destructivas otrora proyectadas, el transcurso del tiempo melancólico-paranoide, el comando de la pulsión de muerte y la soledad. El cirio humano —lo diremos con metáfora de Sacha Nacht—, “pierde su aliento el guardián de la vida, abdica y se apaga”. Entonces la pulsión cierra su círculo, retornando a su estado inanimado inicial.


Be First to Post Comment !
Publicar un comentario