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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 14 de diciembre de 2017

La maduración de la relación de pareja.

“Cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo. Lo que no forma parte de nosotros no nos molesta”. Hermann Hesse.

Obviamente, la calidad y el desarrollo de una relación amorosa dependen del psiquismo de la pareja y, por implicación, el proceso de selección que los une. Los mismos rasgos que implican maduración de la capacidad para las relaciones amorosas son los que gravitan en el proceso de selección. La capacidad para disfrutar libremente del placer sexual constituye —si por lo menos tiene acceso a ella uno de los dos partenaires— una temprana situación de prueba, en la medida en que ambos estén en condiciones de lograr una libertad conjunta, riqueza y variedad en sus encuentros sexuales. Encarar frontalmente la inhibición, limitación o el rechazo sexuales del partenaire es signo de una identificación genital estable, en contraste con el rechazo colérico, la desvalorización o la sumisión masoquista a esa inhibición sexual. Por supuesto que la respuesta a este desafío por parte del partenaire sexualmente inhibido se convertirá en un elemento importante de la dinámica en desarrollo de la pareja. Detrás de las incompatibilidades sexuales tempranas de la pareja suele haber problemas edípicos significativos no resueltos, y la medida en que la relación puede contribuir a solucionarlos depende sobre todo de la actitud del partenaire más sano.
«Evitar a una pareja que obviamente impone limitaciones severas a la expectativa de gratificación sexual es un aspecto del proceso normal de selección».
El desarrollo de la capacidad para las relaciones objetales totales o integradas implica el logro de una identidad del Yo y, por la misma razón, de relaciones objetales profundas, que facilitan la selección intuitiva de un sujeto que corresponda a los propios anhelos y aspiraciones. Siempre habrá determinantes inconscientes en el proceso de selección pero, en circunstancias comunes, la discrepancia entre los deseos y temores inconscientes y las expectativas conscientes no será tan extrema como para convertir en un peligro importante la disolución de los procesos tempranos de idealización en la relación de pareja.
La selección de la pareja que uno ama y con la cual se quiere pasar juntos el resto de la vida involucra ideales maduros, juicios de valor y metas que, aparte de satisfacer las necesidades de amor e intimidad, le procuran un sentido más amplio a la vida propia. Se podría cuestionar que el término “idealización” se aplique en este caso, pero en la medida en que se selecciona a un partenaire que corresponda a un ideal por el que se lucha, en esa elección hay un elemento de trascendencia, un compromiso con la pareja que se produce con la influencia del Ideal del Yo.




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