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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

miércoles, 8 de marzo de 2017

El origen de la perversión del hombre.

Dentro del tradicional marco psicoanalítico –es decir, las teorías postuladas por Sigmund Freud– la perversión en los hombres se interpreta como el resultado de un Complejo de Edipo no resuelto que incluye como componente central y fundamental la angustia producida por la castración. Cuando el varón edípico llega a la edad viril es incapaz de experimentar la primacía genital con una mujer, ya que su madre permanece en su inconsciente y siente una extrema angustia ante la posible castración ejercida por su padre. Pasará a renegar la diferenciación entre los sexos y crea una «madre fálica».
Esta «teoría tradicional», con su paralelismo impuesto entre niños y niñas, fue abandonada por otros investigadores a la luz de estudios sistemáticos de las observaciones de la simbiosis madre-bebé y la conciencia de la importancia que tiene para ambos sexos el período de apego a la madre, o la llamada fase pre-edípica (desde recién nacido hasta los tres años de edad).
En la actualidad se considera que la psicopatología perversa en los hombres se desarrolla en esta fase, durante la cual la psicogénesis está profundamente relacionada con los intensos temores de ser abandonado o seducido por la madre, así como el «trastorno de la identidad de género» que tergiversa la estructura psíquica. Parece evidente que la perversión masculina es regularmente el resultado de un conflictivo con el primer objeto de amor (madre) que se ubicaría —reiterando— entre el nacimiento y los tres años de edad aproximadamente.

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