Los métodos anticonceptivos deberían ser realmente el control de la concepción entre la pareja de adolescentes, asumiendo eso como una característica de su libertad y hacerse conscientes de su sexualidad genital. Pero, ¿cómo se entiende generalmente esta libertad? ¡Cuando vemos que adultos (padres y médicos) que toman la «decisión» de que la adolescente auténticamente enamorada, aborte; simplemente porque desde el punto de vista social y económico no son capaces de asumir la responsabilidad de tener un hijo...! Confrontadas —algunas de ellas— con el sentimiento de experimentar por primera vez en su vida un amor genuino por su pareja. Mujeres jóvenes que han sido educadas en el ámbito sexual por sus padres de una manera inadecuada o incluso verdaderamente espantosa, y que encuentran, por primera vez algo auténtico que les motiva a seguir adelante en su vida, aunado a la dicha de estar embarazadas de alguien al quien aman y que su amor es correspondido.
Obviamente habrá parejas de adolescentes que serán realmente incapaces de asumir las tareas correspondientes al cuidado, manutención y educación de su futuro hijo; pero también habrá parejas que lo puedan afrontar con responsabilidad.
Ahora bien, vemos a padres de éstas jóvenes que creen actuar como «adultos razonables» e interrumpen esa promesa de felicidad, que viene acompañada del embarazo de la adolescente. Muchas de ellas se vuelven entonces irrecuperables para el futuro al haber sido mutiladas de esa manera, de algo que tanto ella como su pareja esperaban como el primer logro de su vida.
Para muchos padres el aborto es una solución de comodidad. En lugar de ayudar a esas jovencitas a que lleguen al parto, porque en eso consiste su felicidad, toman el aborto como una pronta solución. Lamentablemente en la actualidad, con el pretexto de que el aborto es legal, los adultos se creen con derecho a juzgar quién debe y quién no debe tener un hijo, y tratan a esas futuras madres adolescentes como inmaduras y totalmente inútiles ante la vida.
A partir del momento en que una mujer adolescente es feliz por su embarazo y esto lo comparte con su pareja, ya que ambos lo toman como algo importante que les da sentido a sus vidas, y que fantasean la venida al mundo de ese hijo como una felicidad tangible (mientras que posiblemente ellos, por su parte, no conocieron a menudo la dicha de ser acogidos con amor en su nacimiento), entonces la decisión de los padres para hacer abortar a su hija, es realmente un error.
La educación sexual que reciben los adolescentes de sus padres, es casi nula ya que eso no forma parte de los puntos a tratar, a los progenitores lo único que realmente les preocupa es el posible embarazo de su hija, o que su hijo no embarace a nadie, de ahí en fuera todo lo que implica la sexualidad es algo que no tiene mayor importancia, y esto se debe en buena razón de que los progenitores siguen siendo en buena medida, niños en numerosos aspectos.
Ahora bien, existen adolescentes que se embarazan como consecuencia de una relación casual, que no aman a su pareja ni se sienten felices de que un niño llegue al mundo. Entonces, si esas mujeres quieren abortar, ¿por qué no? No están motivadas en absoluto para sostener esa otra vida nueva. Pero siempre hay que ver un poco más lejos del caso «social y económico», ver en lo profundo de la afectividad lo que implica abortar. “Y sobre todo tener muy en cuenta que la maternidad representa para la mujer, la regulación de su psiquismo”.
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