Cuanto más intrusivo es el padre en la vida de su hijo, mayor puede ser la rabia contra el objeto parental devorador que no deja de violar la privacidad de su vástago; pero también sucede que el padre a menudo toma una postura alejada en la familia, por lo que el infante o incluso el adolescente se siente abandonado por su progenitor. Una respuesta típica de estos sujetos en la edad adulta es: “Mi padre nunca tuvo mucho tiempo para mí”.
Los niños se decepcionan por el insuficiente amor del padre por lo que cuando crecen regularmente permanecen vulnerables, malhumorados, narcisistas y coléricos.
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