La pornografía es regularmente una especie de artimaña para los que llevan la castidad de manera puntual, es decir, los que han reprimido su genitalidad.
La pornografía es algo así como un juego que está fijada en la etapa oral o lo anal de la infancia, que niega intervenir a un otro. Podríamos decir que precisamente se detiene en ese juego infantil del descubrimiento de la genitalidad, y esa sexualidad se presenta como objeto parcial. Por esta razón, quienes han sido obligados a una castidad, no por renunciamiento debido a su desarrollo, sino por culpabilidad, están abocados necesariamente a la pornografía. Se trata, en este caso, de un signo de detención de la evolución del placer en los encuentros cuerpo a cuerpo en zonas parciales, de fijaciones fetichistas, y placeres limitados.
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