Social

"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 26 de octubre de 2017

Satisfacer el “Deseo” por medio de las redes sociales.

El establecimiento de relaciones virtuales en las que lo “Simbólico” está ligado a una imagen del otro de quien en realidad no se conoce más que eso, una imagen, deriva en una relación a través de la Internet que está ligada a los mensajes enviados o leídos, lo que libera al sujeto de la responsabilidad de enfrentar un compromiso genuino y profundo, pero al mismo tiempo engancha al sujeto con la utilización constante de Internet.
Las redes virtuales juegan un papel protagonista en el comercio, la divulgación científica, etcétera pero también se constituye en mediador de un modelo social que regula las relaciones entre los usuarios a través de comunidades virtuales, videojuegos en línea y un sinfín de recursos que generan en los cibernautas la necesidad de satisfacer las demandas propuestas por la Internet, entre estas propuestas está el servicio de comunicación (Facebook, Twitter, Messenger, WhatsApp, etcétera) que facilita la comunicación a través de la cual se pueden entablar conversaciones con múltiples sujetos, en diferentes lugares del mundo, las veinticuatro horas del día.
Las nuevas tecnologías de la comunicación contienen aspectos no delimitados, por ejemplo: fantasear haciendo el amor con una estrella de cine no era sinónimo de infidelidad pero “tener cibersexo” con alguien al otro lado del mundo, a escondidas del partenaire ¿se puede clasificar en infidelidad?
Lo virtual representa una nueva manera de represión ligada a la sexualidad, tal como Sigmund Freud lo planteó en su teoría. En aquella época victoriana la sexualidad era un tema tabú y la satisfacción sexual estaba reservada exclusivamente a los hombres; la mujer no tenía derecho al placer sexual, a no ser que se tratase de aquellas señaladas como “cortesanas”. La sexualidad era ocultada por una fuerte represión cultural. Pero en la era posmoderna la sexualidad se presenta de manera directa y promueve el “Deseo” como una “forma de ordenamiento y además de gozar todo el tiempo”, lo cual ha dado lugar a una nueva problemática, pues ahora no se prohíbe sino que se promueve y ello genera angustia en los sujetos porque obviamente nadie puede lograr todo lo que se divulga ni alcanzar todo lo que ofrece el mercado.
Tiempo atrás el orgasmo femenino estaba moralmente condenado, ahora surge como una meta obligada, como una característica primordial de la felicidad en pareja. Esto anuda al hombre obligándolo a durar más tiempo en el coito y tener una virilidad vertiginosa. Pero no se trata sólo de alcanzar esta plenitud sexual del hombre y la mujer, sino de cumplir el mandato social que dice “cómo se debe gozar” y “qué es gozar”.


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