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"Si llega inadvertidamente a oídos de quienes no están capacitados ni destinados a recibirla, toda nuestra sabiduría ha de sonar a necedad y en ocasiones, a crimen, y así debe ser". Friedrich Wilhelm Nietzsche.

jueves, 26 de octubre de 2017

La personalidad histérica en las mujeres.

Una característica dominante en estas mujeres es su labilidad emocional. Se relacionan fácilmente con los demás, y son capaces de un compromiso emocional cálido y sostenido con la importante excepción de una inhibición de su responsividad sexual.
Suelen ser dramáticas e incluso histriónicas, pero su exhibición de afectos es controlada y presenta cualidades esencialmente adaptativas. El modo como dramatizan sus experiencias emocionales puede dar la impresión de que sus emociones son superficiales, pero la exploración bajo el psicoanálisis revela otra cosa: sus experiencias emocionales son auténticas, y es posible que estas mujeres sean emocionalmente lábiles, pero sus reacciones emocionales no son incoherentes o impredecibles. Pierden el control emocional sólo frente a aquellos con quienes tienen conflictos intensos, sobre todo de naturaleza sexual y competitiva, por lo que con estos, las mujeres histéricas son proclives a desarrollar crisis emocionales, pero tienen siempre la capacidad de recuperarse y después evaluarlas con realismo. Aunque gritan con facilidad y tienden al sentimentalismo y el romanticismo, sus capacidades cognitivas están intactas, y la comprensión que tienen de las reacciones humanas complejas contrasta agudamente con la aparente inmadurez de su despliegue emocional.
La diferencia entre sus interacciones sociales, por lo general apropiadas, y las relaciones objetales específicas con implicaciones sexuales, refleja la tendencia a presentar una conducta infantil regresiva sólo en circunstancias reales o simbólicamente sexuales, o tiene que ver con sujetos que estas mujeres experimentan como si desempeñaran roles parentales. Su impulsividad se limita a tales interacciones específicas o a rabietas ocasionales.
Las mujeres histéricas tienden a ser esencialmente sociables y a relacionarse con los demás. Esta extraversión es visible en sus contactos sociales fáciles, y se mezcla con una tendencia al exhibicionismo y a depender excesivamente de los otros. Quieren ser amadas, ser el centro de la atención y la atracción, particularmente en circunstancias con implicaciones sexuales. Su dependencia de la evaluación que hacen de ellas otros sujetos es equilibrada por la percepción clara de los requerimientos socialmente realistas que deben satisfacer para obtener ese amor y esa aprobación, y su dependencia infantil, su aferramiento, se limita a los contextos sexuales. De hecho, en sus relaciones íntimas presentan actitudes infantiles, mientras que por otro lado las actitudes que presentan ante su círculo social son generalmente maduras, estas son características clave de la personalidad histérica.
Algunas mujeres histéricas pueden parecer tímidas a primera vista, pero despliegan sutilmente una seducción sexual provocativa, que incluso puede ser acentuada por su timidez. Lo habitual es que las mujeres con personalidad histérica presenten una seudohipersexualidad combinada con inhibición sexual; esto significa que son sexualmente provocativas y al mismo tiempo frígidas. Se comprometen sexualmente en términos triangulares, es decir, con hombres inaccesibles o a su vez comprometidos con otras mujeres. Su conducta provocativa puede inducir a respuestas sexuales masculinas que ellas quizás experimenten como intrusivas o chocantes, y a las que reaccionan con miedo, indignación y rechazo.
La mujer histérica es competitiva con los hombres, y también con otras mujeres, por los hombres. En cuanto a la competitividad directa con los hombres contiene miedos y conflictos implícitos relacionados con una consciente o inconscientemente asumida inferioridad respecto de ellos. Los subtipos de personalidad histérica sumisa o competitiva reflejan fijaciones caracterológicas de esas pautas de sumisión (a menudo masoquistas) y competitividad. Lo característico es que la exploración psicoanalítica revele que estas mujeres utilizan la conducta infantil regresiva como defensa contra la culpa suscitada por los aspectos adultos del compromiso sexual. Algunas mujeres tienden a asometerse a hombres que ellas experimentan como sádicos, para expiar sentimientos de culpa, y como precio por la gratificación sexual.
Recientemente algunos aspectos adicionales de la personalidad histérica descritos en la literatura temprana han sido puestos en entredicho, por ejemplo, antes se daba por sentado que las pacientes histéricas eran muy sugestionables pero las observaciones a la través del psicoanálisis indican que la sugestionabilidad podría aparecer sólo en el contexto de relaciones idealizadas, romantizadas, y aferramiento dependiente, y que además podría convertirse rápidamente en suspicacia, desconfianza, enfurruñamiento o terquedad en condiciones de competitividad intensa con hombres o mujeres. Otra característica clásica atribuida a la personalidad histérica es la dependencia excesiva. No obstante, como ya hemos dicho, la dependencia caracteriza sólo a unas pocas relaciones muy intensas. Una tercera característica atribuida a las mujeres histéricas es el egocentrismo: un aspecto centrado en sí mismo, autocomplaciente, vanidoso, desplegado en una conducta exhibicionista y buscadora de atención, y en una excesiva sensibilidad a la reacción de las otras personas, pero esa característica no corresponde a su capacidad real para relacionarse profundamente con los otros, a su estabilidad, lealtad y compromiso en tales relaciones. Otros atributos que implican falta de capacidad para la investigación emocional acoplada con una deficiencia de funcionamiento moral tampoco son característicos de este trastorno de la personalidad: verbigracia, la superficialidad emocional, los afectos fraudulentos, la mendacidad y una seudología fantástica, rasgos, todos. éstos, mencionados en la literatura temprana.
David Shapiro y Mardi Horowitz han descrito un estilo cognitivo de las pacientes histéricas caracterizado por la tendencia a la percepción global (en contraste con la detallada), la desatención selectiva y representaciones más impresionistas que exactas. Estas características quizá reflejen una organización, por lo general represiva, de las funciones de sus “mecanismos de defensa”, la cual, junto con la inhibición de la competitividad (debida a una sensación inconsciente de inferioridad como mujer), puede contribuir a provocar la inhibición intelectual.
Las mujeres con trastorno histérico de la personalidad provienen de familias más bien estables con ciertas características comunes. Los padres son descritos como seductores, pero su conducta de seducción y estímulo sexual excesivo respecto de las hijas se combina con actitudes bruscas, autoritarias y a veces sexualmente puritanas también respecto de ellas; la seducción durante la niñez de la hija se convierte típicamente en prohibición de los compromisos sexuales románticos en su adolescencia. Las madres de estas pacientes son descritas como dominantes y controladoras de la vida de las hijas, y a menudo dan la impresión de que a través de éstas intentan realizar sus propias aspiraciones insatisfechas: relaciones amorosas, educación, aspiraciones laborales, etcétera. Al mismo tiempo, estas madres son eficaces y responsables en el hogar y en sus funciones comunitarias.




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